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D
esde los inicios de la historia del
hombre, la concepción y fabrica-
ción de objetos han sido fundamentales
para la supervivencia de las personas.
Con el impulso del diseño en la sociedad
contemporánea, se ha instaurado una
«cultura del diseño», considerando al
mismo como una práctica reconocida
socialmente, en especial por estrategias
de diferenciación e innovación. La
función del diseñador es crear valor en la
dimensión comercial, pero también en
los espacios social, cultural, ambiental,
político y simbólico.
La institucionalización de la carrera de
Diseño Industrial en Guatemala se origina
como consecuencia de la afinidad de
la obra educativa jesuita de educación
superior, con la modernización y la
diversificación de la oferta académica de
la Universidad Rafael Landívar y con la
apuesta por el desarrollo de los sectores
productivos, inicialmente para atender las
áreas artesanal y agrícola.
Es así, como en 1986, la Universidad
Rafael Landívar, por medio de su entonces
Facultad de Arquitectura, es la primera
universidad en el país (y la única hasta el
momento) que incorpora esta carrera a
su oferta académica, inicia con un nivel
de titulación de técnico universitario.
Las primeras cohortes egresaron a finales
de 1990 y en 1995, luego de una renovación
curricular se amplía la titulación a nivel
de licenciatura.
Es importante agradecer el apoyo de todas
las autoridades y gestores académicos de
esta universidad por impulsar la disciplina
de Diseño Industrial, haciéndola crecer
exponencialmente durante los últimos
30 años de su existencia, destacando
a monseñor Luis Manresa Formosa,
quien fue rector de la Universidad Rafael
Landívar entre 1981 y 1992, y al arquitecto
Daniel Borja, quien bajo la tutela de
Manresa, trabajó el planteamiento del plan
de estudios de diseño industrial, quienes
al lado de todos los decanos, vicedecanos,
directores, coordinadores académicos,
docentes y personal administrativo,
han mantenido el más alto nivel de
calidad académica e institucional en el
programa de diseño industrial para formar
profesionales (305 a la fecha) que aporten,
a través de soluciones de diseño, desarrollo
sostenible para Guatemala.
Con el transcurso de los años, esta
disciplina ha ganado terreno, demostrando
ser de gran valor y aporte para muchos
sectores productivos del país, incluidos
el sector de calzado, mobiliario, plásticos,
textil, tecnología, seguridad, entre muchos
otros. Ha demostrado ser un importante
aliado estratégico e imprescindible para la
mejora continua y crecimiento sostenible
de empresas que, de otro modo, no
tendrían oportunidad de enfrentar los
retos de mercados globales.
Desde los inicios del diseño industrial
landivariano, se han trazado líneas, se
han plasmado bocetos, se han creado
maquetas, prototipos y productos que
han contribuido al cambio y mejora de la
cultura y sociedad guatemalteca; y el reto
para los próximos 30 años es afrontar los
retos sociales, ecológicos y económicos
de una sociedad en constante crecimiento
y evolución, siempre hacia adelante.
Fig. 2 Logotipo conmemorativo de los 30 años de Diseño Industrial. Archivo de la
Facultad de Arquitectura y Diseño, 2016.