Jorge Carrol

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Las leyes fácilmente cambiables  

son incapaces de asegurar  

la protección de la ley

El que espere leyes duraderas, «precisamente, porque 
permite a los destinatarios de sus preceptos planificar 
el curso de su vida, conocer donde están las luces 
rojas y las luces verdes
», puede en no pocos países 
iberoamericanos, asumir que en nuestras democracias, 
cambiamos leyes casi como de ropa interior.

En la antigua y siempre recordada Atenas, las leyes 
eran ciertas, por ser escritas y precisas, pero ningún 
ateniense estaba seguro de que una ley vigente hoy, 
pudiera estarlo mañana. Y esto es así, les gustara o 
no a los demokráticos helénicos, como a los franceses 
que llaman a su república, la república de los diputados
que como no pocos saben, terminó degradando los 
logros del constitucionalismo liberal y todo porque 
no asumieron, como tampoco lo asumen hoy (más 
por desconocimiento que por otra causa, relacionada 
con la supina ignorancia de la que hacen gala los