Jorge Carrol
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concretamente: «los pueblos tienen los gobiernos
que se merecen».
Lo bueno de aquella antigua democracia era que
una democracia sin Estado, palabreja esta que viene
del participio latino status y ya que estamos en esto
de las recordaciones, recordemos que fue –¿quién si
no? – Maquiavelo, el primero que usa este término en
el sentido político moderno, que no es otra cosa que
«una estructura de mando impersonal que incide sobre
una sociedad»; casi... casi escribo suciedad, que es casi
lo mismo.
Por otra parte, sociedad proviene del latín socius, que
significa: compañero, asociado. Por tanto, podemos
decir sin temor a equivocarnos que «mientras la
sociedad asocia al pueblo, el Estado se sitúa sobre el
pueblo».
Claro está que en esto de estudiar a los antiguos
grecios –como los llamaba La Pepa, una gallega
fenomenal amiga de mi madre– debemos asumir que
«el autogobierno griego requería que el ciudadano se
dedicara por completo al servicio público. Autogobernarse
significaba pasarse la vida gobernando. El ciudadano
se entregaba totalmente a la ciudad, le daba su sangre
durante la guerra y su tiempo durante la paz, no era libre
de dejar a un lado los asuntos públicos para cuidar a los
suyos».