Jorge Carrol

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estamos sometidos los lectores, los radioescuchas y los 
telespectadores) una persona puede ser competente 
o seguir siendo incompetente, según perciba 
correctamente qué medios son apropiados para qué 
fines.

Las consecuencias de la información, la desinformación 
o la hiperinformación, derivan de qué decisión o acción 
tomemos.

Usted ya sabe: que el que sabe, sabe, y el que no, es 
político, ministro, presidente, gerente, catedrático 
universitario ¿y, por qué no, periodista?

En su libro Capitalism, Socialism and Democracy, el 
economista austríaco J.A. Schumpeter señaló que «el 
ciudadano normal, tan pronto como entra en la esfera 
política, desciende a un plano inferior en materia de 
actuación mental. Argumenta y analiza de una manera 
que consideraría infantil en el ámbito de los intereses 
reales. Se convierte en primitivo. Su pensamiento se hace 
asociativo y afectivo
».

Si es usted cree que Schumpeter exagera, piense en 
un abarrotero discutiendo de filosofía, en un permisivo 
chafa (militar en Guatemalteco Básico; milico en 
Argentino Básico; etc.) en un poeta hablando de 
álgebra o en un comentarista deportivo de televisión