Jorge Carrol
36
estamos sometidos los lectores, los radioescuchas y los
telespectadores) una persona puede ser competente
o seguir siendo incompetente, según perciba
correctamente qué medios son apropiados para qué
fines.
Las consecuencias de la información, la desinformación
o la hiperinformación, derivan de qué decisión o acción
tomemos.
Usted ya sabe: que el que sabe, sabe, y el que no, es
político, ministro, presidente, gerente, catedrático
universitario ¿y, por qué no, periodista?
En su libro Capitalism, Socialism and Democracy, el
economista austríaco J.A. Schumpeter señaló que «el
ciudadano normal, tan pronto como entra en la esfera
política, desciende a un plano inferior en materia de
actuación mental. Argumenta y analiza de una manera
que consideraría infantil en el ámbito de los intereses
reales. Se convierte en primitivo. Su pensamiento se hace
asociativo y afectivo».
Si es usted cree que Schumpeter exagera, piense en
un abarrotero discutiendo de filosofía, en un permisivo
chafa (militar en Guatemalteco Básico; milico en
Argentino Básico; etc.) en un poeta hablando de
álgebra o en un comentarista deportivo de televisión