Variaciones sobre Teoría de la democracia de Giovanni Sartori
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de cuentas del elegido ante el electorado, e incluso
con una perspectiva sancionable vía remoción. Cosas
harto comprobadas que nunca se cumplen, ni con la
remoción ni mucho menos la rendición de cuentas.
El problema consiste no en cómo acceder al poder, sino,
más bien, en su descenso. Si a lo largo de este proceso
(de doble dirección) el pueblo –los electores– pierde el
control, corre el riesgo de que el gobierno, como es casi
habitual, dé vuelta a la chaqueta y se convierta en algo
que no tiene nada que ver con el «gobierno electo por el
pueblo».
(He aquí algunos ejemplos de lo expuesto en el
párrafo anterior que nos brinda la dudosa democracia
iberoamericana: Gabriel González Videla, en Chile;
Arturo Frondizi, Carlos Saúl Menem y Fernando de
la Rúa, en Argentina; Fernando Collor de Mello, de
Brasil; Julio César Turbay Ayala, Virgilio Barco Vargas y
Ernesto Samper Pizano, de Colombia; Luis Echeverría
Álvarez, José López Portillo, Carlos Salinas de Gortari,
en México; Jorge Serrano Elías y Alfonso Portillo, en
Guatemala; etc.)
Pero aquí regresamos a esa vieja mentira que la
democracia es simplemente el gobierno de las
mayorías. La democracia «es el gobierno de la mayoría
limitada que respeta los derechos de las mayorías»;