Jorge Carrol

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Digamos siempre no,  

por principio

Analizaremos a continuación cómo una elección de 
por sí no garantiza la democracia. Un ejemplo válido lo 
podemos encontrar en las elecciones para presidente 
de USA de 2000, ya que como lo comprobó The New 
York Times
: boletas sin matasellos, votos sellados con 
posterioridad a la elección, sin firmas de fiscales, incluso 
sufragios enviados desde ciudades de Estados Unidos 
de América y de electores que votaron dos veces, son 
los que llevaron fraudulentamente –con la aprobación 
de la Corte Suprema de Justicia– a George W. Bush a la 
presidencia de «la democracia de las democracias».

Otro ejemplo de cómo una elección de por sí no 
garantiza la democracia –lo cual no quiere decir que 
es bueno o malo, solo indica el no ejercicio de la 
democracia–: el papa es elegido por un Colegio de 
Cardenales que de ningún modo es representante 
de sus electores. Es una elección a dedo, ya que no 
existe el concepto de representación que se establece 
mediante una expectativa normativa de rendición