Variaciones sobre Teoría de la democracia de Giovanni Sartori

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iberoamericanos del siglo XIX que, «debido a que la 
fuerza de las circunstancias tiende siempre a destruir 
la igualdad, la fuerza de la legislación debe tender a 
mantenerla
».

Como un no-prólogo a estas variaciones por entregas, 
voy a referirme a lo que algunos llaman un ejemplo de 
lo que es ser un buen político y un mejor estadista: el Dr. 
Marcelo Torcuato de Alvear, quien siendo embajador 
de Argentina en Francia (en reemplazo del aristócrata 
escritor neo-castellano Enrique Larreta) durante el 
primer gobierno popular argentino, el de Hipólito 
Irigoyen, donó de su patrimonio personal, un hospital 
de guerra de seis pisos y ciento cincuenta camas, el que 
fue dirigido por dos eminentísimos médicos también 
argentinos, Pedro Chutro y Enrique Finochieto. Este 
hospital fue inaugurado en París el 25 de mayo de 
1917. Por esos años, la embajada a sus órdenes entregó 
al gobierno francés, también, un pabellón en la Ciudad 
Universitaria.

[¡Eran tiempos de vacas gordas y de Argentina como 
granero del mundo!]

Tiempo después, siendo presidente de la nación, 
Alvear tuvo conocimiento de que en las visitas del 
entonces Eduardo de Windsor, príncipe de Gales y 
futuro rey de la Gran Bretaña, del príncipe Humberto