Variaciones sobre Teoría de la democracia de Giovanni Sartori
101
Sin duda, el primer inconveniente con que se topó fue
que un grupo de artesanos especializados producía diez
relojes por día y otro grupo solo uno. Marx se resistió a
admitir el pago a cada trabajador en proporción con su
producción y optó por su principio de que el valor del
trabajo debía ser el promedio, computando el tiempo
de trabajo global de todos los productores de ese
producto.
El cálculo, en el ejemplo de los relojes, arrojaba que
un reloj era igual a 5 días de trabajo para todo el
mundo (10+1/2). Sin embargo, para los economistas
liberales, el mercado diría otra cosa: que si es posible
fabricar un reloj al día, no hay razón para pagar a nadie
más que un día de trabajo y que aquel que no pueda
hacerlo tan rápido tendrá que afrontar el riesgo de
ser despedido.
Al parecer la falacia de Marx era considerar que
el mercado es inhumano y no tiene en cuenta al
individuo.
Los liberales que defienden el mercado sostienen que
es la única forma de defender al individuo en contra
del productor –el homo faber– que generalmente
no supera el 40 % de la población y aun estos homo
faber son también consumidores de productos que
no fabrican.