Jorge Carrol
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entonces, la sempiterna hostilidad de las clases
trabajadoras, y aún hoy, un buen número de autores
y catedráticos siguen confundiendo como un todo,
liberalismo económico con liberalismo.
Esta actitud no hace justicia, pues Blackstone,
Constant, Locke, Madison o Montesquieu, no fueron
economistas. El liberalismo significó para ellos
(utópicos al fin) la supremacía de la ley y el estado
constitucional, y la libertad era la libertad política, no
el principio económico del libre comercio.
Como muchos, creo que la cuestión es que toda
concentración de poder económico y político supone
el aplastamiento del individuo y de su libertad
individual.
«Los súbditos se convierten en ciudadanos solamente
en estructuras sociales que dispersan el poder y
permiten la existencia de una variedad de poderes
intermedios y compensadores. Puede que no nos gusten
los mecanismos y las estructuras del mercado. Pero el
problema es sustituirlos sin perder de vista el hecho de
que no solo las libertades de los propietarios sino aun las
de los no propietarios, dependen de un sistema que sea
capaz de descentralizar el control de la producción y el
empleo».