Jorge Carrol

92

entonces, la sempiterna hostilidad de las clases 
trabajadoras, y aún hoy, un buen número de autores 
y catedráticos siguen confundiendo como un todo, 
liberalismo económico con liberalismo.

Esta actitud no hace justicia, pues Blackstone, 
Constant, Locke, Madison o Montesquieu, no fueron 
economistas. El liberalismo significó para ellos 
(utópicos al fin) la supremacía de la ley y el estado 
constitucional, y la libertad era la libertad política, no 
el principio económico del libre comercio.

Como muchos, creo que la cuestión es que toda 
concentración de poder económico y político supone 
el aplastamiento del individuo y de su libertad 
individual.

«Los súbditos se convierten en ciudadanos solamente 
en estructuras sociales que dispersan el poder y 
permiten la existencia de una variedad de poderes 
intermedios y compensadores. Puede que no nos gusten 
los mecanismos y las estructuras del mercado. Pero el 
problema es sustituirlos sin perder de vista el hecho de 
que no solo las libertades de los propietarios sino aun las 
de los no propietarios, dependen de un sistema que sea 
capaz de descentralizar el control de la producción y el 
empleo
».