La primera guerra federal centroamericana, 1826-1829

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La primera explicación conceptual –con implicaciones metodológicas dado el 
peso que la historiografía positivista sigue teniendo en la actualidad al tocar esta 
etapa de la historia centroamericana– resulta ser, entonces, que los bandos en 
pugna eran ambos liberales. Los federalistas habían sido republicanos desde 
primera hora, en la coyuntura de 1820 y fueron por ello denominados como 
“fiebres”, mientras que muchos de los segundos fueron realistas y, por ende, 
partidarios del Imperio de Iturbide; de ahí que se les designase como “serviles”. 
Sin embargo, el hecho de que los centralistas se hubiesen aliado al ejército federal, 
defendiendo la causa del presidente Manuel José Arce, hizo que en su momento 
se les denominara como “federales”, mientras que a sus oponentes se les designó 
en el campo militar como “aliados” debido a la diversidad del origen estatal de 
sus tropas y oficiales o simplemente se les vio como los verdaderos “liberales”.

De esa forma, el ejército federal, compuesto en un principio por tropas de diversos 
estados federales y concentrado en los estados de Guatemala y Honduras, poco 
a poco fue sustituido por un ejército guatemalteco depurado en sus filas de los 
oficiales y suboficiales partidarios del federalismo, los que terminaron primero 
sirviendo en el Ejército salvadoreño y, finalmente, bajo las órdenes de Morazán 
en el Ejército Aliado Protector de la Ley. 

Por su parte, los aliados empezaron siendo el grueso de las tropas salvadoreñas más 
los federalistas guatemaltecos que se exilaron en el estado vecino y, seguidamente, 
se conjuntaron con las tropas hondureño-leonesas bajo el mando de los generales 
Díaz y Morazán; tropas que se movieron al principio en dos espacios diferenciados, 
pero que luego actuaron combinadamente en suelo salvadoreño y, finalmente en 
el guatemalteco, donde obtuvieron el triunfo final al hacer capitular al ejército 
federal en la Ciudad de Guatemala. De esa suerte, parece importante empezar 
por definir los espacios de acción, así como las fases que cubren a estos con el 
propósito metodológico de entender la unidad que al final terminó teniendo la 
primera Guerra Federal.

Indudablemente, el testimonio de tres actores partidarios entonces del centralismo 
–por cierto todos guatemaltecos– dejó abierta la necesidad de integrar la mirada 
de los federalistas para entender de manera global el proceso acá abordado. 
Sin embargo, esa mirada guatemalteco-centralista conlleva el análisis de los