Nación y estados, republicanismo y violencia

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Mientras los salvadoreños, conscientes de su posición favorable, dirigían sus 
dardos a los guatemaltecos, recordándoles la injusta arrogancia de la capital 
guatemalteca, sus intervenciones militares en San Salvador en 1811 y 1822, 
apelando al resto de habitantes con palabras más dulces en función de crear 
divisiones: A los de “Sacatepéquez” les mencionaban que pronto se restituirían 
las autoridades desplazadas en 1826 y que, como ciudad que los había apoyado, 
no pagarían contribuciones, a los “Sololanos” les recordaban los muertos y los 
empréstitos que se encontraban en las casas de sus opresores, a los “opulentos 
totonicapaneses e industriosos quetzaltecos” les mandaban armarse contra sus 
dirigentes, a los “habitantes de Verapaz” les indicaban que habían sido engañados 
por las familias prominentes, mientras que a los “Chiquimultecos”, así a secas, los 
incitaban a levantarse contra las autoridades “intrusas”.

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Conclusión

La construcción de un discurso estatal no dejaba de dirigirse a quienes en 
realidad eran sus principales oyentes, clientes socioeconómicos y aliados civiles: 
los habitantes de las ciudades y, por supuesto, a sus enemigos políticos y militares. 
Esta dimensión de las ciudades entendidas como “localidades situadas” nos 
permite conocer los movimientos de explicación de la guerra más allá de la disputa 
política elitista. No debemos olvidar que la guerra involucra a personas concretas, 
coloniza sus dinámicas e imposiciones, por lo que estamos obligados a no perder 
de vista esta dimensión y las formas en cómo se expresan en el espacio. Pero al 
hablar de ciudades también es necesario mantener un nivel explicativo lleno de 
abstracciones, por lo que no debemos exagerar su importancia. Sí, debemos tener 
en cuenta que la política es una actividad localizada dentro de un contexto social, 
económico y cultural.

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 Las ciudades como locus de una vida social concentrada 

en el espacio nos permiten ver mejor cuáles eran los intereses en juego, los actores 
en movimiento y las dinámicas que se aprovechaban subterráneamente en el 
conflicto político de la época.

95 BCB, Misceláneas, 10102, El Vice Gefe (sic) del Estado.
96 Alan Knight, op. cit., p. 131.