Nación y estados, republicanismo y violencia
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El reducir los costos monetarios vía las confiscaciones y exacciones forzosas
redundaba en un beneficio para el Estado para financiar la guerra y sostener
más guerras en el futuro.
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En este juego de quitar había quienes lograban salir
beneficiados. Las guerras se podían financiar emitiendo deuda y esto se producía
otorgando incentivos para algunos. La mayor parte de los ingresos del estado
guatemalteco en esta guerra se obtuvieron a través de los préstamos forzosos.
Estos se solicitaban con una modalidad de pago del 0.5% de interés al mes,
generalmente sostenido sobre los ingresos de aduana y las rentas de tabaco. A
pesar que la región tabacalera (Los Llanos, Honduras) estaba siendo disputada
entre las fuerzas federales y las liberales hondureñas, los ingresos aumentaron
después de drásticas caídas entre 1823 y 1824.
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Aun así, esa condición de pago
a corto plazo resultaba rentable para los recaudadores privados, comerciantes
y prestamistas, en ocasiones también para los ganaderos de caballar, mular y
vacuno; claro está, si no se perdía la guerra y de ser así, solo si el triunfante
reconocía la deuda del perdedor. Esta es una historia que necesita conocerse,
pues la venganza liberal hacia los perdedores fue drástica, pero también en ella se
cumplieron ciertas reglas. Ahora bien, el que unos se beneficiaran no significaba
que todos lo lograran. Desde 1804, con la “consolidación de los vales” había
comenzado un largo proceso de desfinanciación de los capitales de la Iglesia
católica y de las gentes que hacían circular su dinero alrededor de ella. Con las
guerras, tal esfuerzo alcanzó a los miembros de la élite y a la gente común; sin
embargo, este proceso fue gradual y desigual.
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3.2. Primero a las élites, después a todos los demás
Si resumimos, existen cinco momentos concentrados de intervención estatal y
federal a través de préstamos forzosos o de contribuciones obligatorias (Cuadro n.
o
5).
57 Para un acercamiento sobre el significado fiscal de las guerras en el siglo XIX véase Juan
Carlos Sarazúa, Contribución directa, impuestos y Estado, borrador de la tesina para la Universitat
Pompeu Fabra que amablemente me proporcionó el autor. Sajid Alfredo Herrera, Fiscalidad,
estancos y federación, pp. 219-238; Xiomara Avendaño, Fiscalidad y soberanía, 105-125; Ángela
Milena Rojas, Deuda pública interna, 195-224; Mario Etchechury, ibídem, pp. 1-25.
58 Avendaño,
op. cit., p. 113.
59 No existe una historia satisfactoria de las descapitalizaciones desde la Consolidación de los
Vales en 1804. Tras la Guerra Federal se conoce cómo los liberales expulsaron a los principales
dirigentes y a la organización eclesiástica. Se requisó el 30% de las riquezas de los acusados y
a la Iglesia la totalidad de sus propiedades y fortunas.