Nación y estados, republicanismo y violencia
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muy grande (contigüidad), suficiente para mantener entre los vecinos, criterios
de conocimiento entre sí. Como espacio comunitario se expresan múltiples
relaciones de parentesco, compadrazgo, etc., pero todos señalan los rasgos de
la familiaridad. Incluso las rivalidades y enemistades no rompen ese marco de
reconocimiento identitario, que podía tornarse en defensa a ultranza frente a
lo que se miraba como amenaza externa, generalmente de pueblos rivales. A
lo interno de los pueblos, muchas veces las rivalidades eran el motor de la vida
política, de modo que la política local giraba en buena medida en torno a las
“enemistades históricas”.
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Mientras tanto, la categoría “pueblos”, así en plural, no queda reducida al espacio
físico, sino es generalizadora. Esta vincula el lugar con los derechos colectivos
de sus habitantes, en especial de los llamados “vecinos” o en algunos casos del
“común”. En la concepción pactista el pueblo era el origen de la soberanía que
había cedido al rey, por lo que esta era transferible pero también podía quitársele
si el rey actuaba despóticamente. De ahí que los pueblos se concebían como
el conjunto de comunidades políticas.
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En consecuencia, esta idea de pueblos
sería realimentada con la crisis de la monarquía española y se mantendría activa
durante dos décadas después de la Independencia.
El filtro de los pueblos enfocados en las municipalidades resultó una variable de
primer orden en la historia política del período. Las decisiones de los centros de
poder de gobierno, van a oscilar entre poner atención a las actitudes de las elites
que dominaban los cuerpos municipales tanto como a los grupos que gravitaban
a su alrededor, o en estar al tanto de que toda directriz debía ser acomodada,
negociada o presionada por esas elites, a sabiendas de que sus resultados,
previsiblemente, podían variar bastante en relación con la orden original. Por
supuesto, también podía reprimirse o castigarse a los pueblos que fueran más
allá de la tolerancia gubernamental. Una historia de largo plazo puede mostrar
la importancia de la presión/negociación/colaboración/resistencia que actuaba
entre gobierno central, departamental y las élites de los pueblos.
52 Alan Knight. “Latinoamérica un balance historiográfico”. Historia y Grafía, p. 126.
53 François Xavier Guerra, op. cit., p. 56. Molina Martínez, 2008, op. cit., p. 570, Jordana Dym,
op. cit., capítulos 1 y 3.