Nación y estados, republicanismo y violencia
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mucha habilidad militar, derivó en una circunstancial convergencia de liberales
centroamericanos que más tarde eclosionará con la oposición salvadoreña
al predominio morazánico. La guerra se escenificó en la ocupación táctica de
ciudades y en múltiples acciones de movimiento con el fin de mantener ocupado
o distraer al enemigo y, en el mejor de los casos, para sacarlo de sus trincheras y
obligarlo a presentar combate en terrenos más ventajosos, sin que ello supusiera
un objetivo de ocupación territorial efectiva. El eje de la guerra se centraba en el
interés por tomar las capitales, las sedes estatales que agrupaban a los enemigos
concretos. Tomar la capital era la medida del triunfo, por lo que su defensa era el
objetivo estratégico primordial.
Este papel de las ciudades capitales y de la ocupación/control de ciudades
tenía que ver con el carácter urbano de la vida en el período. Esto nos lleva
metodológicamente a descender de escala y entender la frecuencia estratégica de
la Guerra Federal. ¿En qué sentido? Primero señalaremos que ese protagonismo
de la ciudad como locus del deseo militar estaba vinculado a la concepción de
la vida social de las élites en pugna, para quienes la ciudad representaba el
lugar fundamental de la experiencia social. Recordemos que este imaginario
urbano provenía de la importancia que desde los inicios de la colonia se le había
dado al asentamiento urbano, no solo como centro de vivienda, de comercio
y de sede de autoridades políticas, de justicia y religiosidad, sino también por
el peso del sentido de vecindad que los españoles reprodujeron en América a
través del municipalismo. Desde el medioevo español se había desarrollado una
larga tradición de experiencia participativa en los asuntos del pueblo, vinculada
al carácter de conquista militar y a la concepción pactista.
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En Guatemala,
la conquista de las sociedades mayas se había afianzado con la fundación de
ciudades y villas españolas. La preeminencia de los españoles se sustentaba en el
derecho de ser vecino y en su representación en el cabildo. Posteriormente estas
prerrogativas se reprodujeron con cada fundación de pueblos y villas.
28
Por lo tanto, la vecindad era la cualidad que sostenía los derechos. La vecindad
era una forma de espacio público donde podían estar quienes eran libres y se
27 Miguel Molina Martínez, Pactismo e Independencia, pp. 62-47.
28 Para profundizar en el tema véase, Jordana Dym, From Sovereign Villages to National States,
pp. 3-16; Jorge Luján Muñoz, El sentido urbano de la colonización, pp. 49-57.