Nación y estados, republicanismo y violencia
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De esta forma tenemos el surgimiento de una explicación de la guerra situada
en el conflicto institucional entre el gobierno federal y el estado de Guatemala;
y luego el abierto entre el estado de El Salvador en contra del gobierno federal/
estado de Guatemala, ahora dominado por los moderados, al que más adelante se
le añadieron los apoyos liberales de Honduras y de Nicaragua, con una Costa Rica
equidistante, queriendo mantener una posición de neutralidad (Cuadro n.
o
2).
Esta explicación bastante aceptada (canónica) se refuerza en la disputa entre los
estados federales y en la resolución constitucional de un maniatado gobierno
federal y se la ve como una disputa entre poderes políticos por dominar el aparato
estatal. La historiografía ha sido prolífica en mostrar los detalles del conflicto
y, sobre todo, en desarrollar las justificaciones a partir de la oposición liberal-
conservadores. La perspectiva de los primeros ha sido dominante y en el transcurso
del tiempo se ha convertido en verdad compartida.
25
Mientras las defensas
“moderadas” se quedaron varadas en la reflexión poscoyuntura
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y no llegaron a
ser motivo de algarabías durante el largo gobierno conservador, despreocupado
en elaborar sus propios relatos históricos. No obstante, esas explicaciones no
satisfacen algunas preguntas, en la medida que el aura ideológica que las encubre
se ha referido fundamentalmente a demostrar quiénes eran culpables y quiénes
actuaron de buena fe.
Como resulta sabido, este conflicto de poder político de carácter institucional
se resolvió provisionalmente en el plano militar con el triunfo “morazánico”
sobre los defensores de la ciudad de Guatemala. Este resultado fortaleció una
coyuntura posterior de relativo predominio liberal hasta que este grupo se
enfrentó a nuevos dilemas: rechazo político y social del liberalismo y emergencia
de gobiernos conservadores. Algunos de sus elementos surgieron del ambiente
bélico instituido en Centroamérica en esos años: poderes compartidos en bloque
de elites formadas por liberales y conservadores, en el caso de Guatemala la
presencia de la representación provincial/campesina.
Rafael Ariza, unos años antes. Véase por ejemplo: José Antonio Cevallos. Recuerdos salvadoreños,
tomo II.
25 Para ello resultó fundamental Antonio Marure, Bosquejo de las Revoluciones de Centroamérica, Libros
I y II. Además, la síntesis ideológica que elaboró Lorenzo Montúfar, op. cit., Libros I y II.
26 Sobre todo Manuel Montúfar y Coronado, Memorias para la historia.