La primera guerra federal centroamericana, 1826-1829
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decir, “la guerra crea Estados”.
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En América Latina, este fenómeno se produjo
en condiciones de experimentación, en las cuales las guerras también aportaron
a la consolidación estatal posindependiente, pero no lo hicieron sobre la forma de
Ejército –Fuerza Armada con autonomía propia y profesionalización militar– ni
sobre estados centralizadores fuertemente constituidos previamente, sino sobre la
base de una continuidad de la organización colonial sostenida en milicias urbanas
y rurales, así como la actuación de incipientes aparatos estatales con legitimidad
aún no consolidada. Las guerras del período se realizaron entre fuerzas sociales
heterogéneas, temporalmente armadas, producto de los condicionamientos
políticos o de motivaciones surgidas tras agravios sufridos por determinados grupos
sociales. En Guatemala esta presencia socializada creó infinidad de dificultades
para el funcionamiento del aparato institucional ansioso de la centralización del
poder, hecho que fue posible décadas más tarde cuando se pacificaron las fuerzas
sociales internas, primero con Rafael Carrera y luego con la Revolución Liberal,
en la cual el ejército como tal hizo su aparición.
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Como sabemos, toda dinámica de guerra perturba a la sociedad de muchas formas
y afecta espacios diversos. La guerra hace del espacio su ámbito principal y va
más allá de la acción directa de los episodios armados y del territorio convertido
en teatro de acción. En este caso nos interesa explorar algunos elementos que
permitan ver cómo la Guerra Federal tocó a los grupos sociales en conjunto, tanto
a los que estaban en el escenario directo –el espacio del choque, donde se despliega
el enfrentamiento– como a todos aquellos que estaban presentes en ese teatro (los
autores directos, los actores involucrados, los que están detrás, los indiferentes, los
afectados (…), o sea los que se encuentran inmersos en el “montaje” de la guerra).
De ese modo proponemos en un modo hipotético revisar la manifiesta tensión
entre las ciudades y el interés estatal a construirse en el contexto de esa guerra.
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Desarrollaremos nuestro argumento en cuatro secciones. La primera tiene que
ver con la visión canónica de los sucesos de la Guerra Federal; la segunda con una
2 Charles Tilly, Guerra y construcción del Estado, p. 2.
3 “(…) el control de los medios de violencia, como monopolio o casi monopolio en manos del
Estado, solo se torna posible con la pacificación interna de los estados nacionales”. Anthony
Giddens, Estados nacionales y violencia, p. 38.
4 Algunas veces es conocida como la primera porque, en la década siguiente, las guerras de
Francisco Morazán se considerarán en algunos casos la segunda guerra federal.