La primera guerra federal centroamericana, 1826-1829
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(…) el presidente mandó marchar al centro, en donde siete piezas de
artillería alternadas en dos troneras ocuparon por cinco o seis horas con
sus balas y metralla el espacio que separaba a los sitiados de los sitiadores.
Un foso de grandes dimensiones detuvo a estos (ejército federal), sin llevar
materiales para terraplenarlo: el presidente colocó las tropas a su orilla
el tiempo necesario para llenarlo de cadáveres…Sin que la infantería ni
artillería hubiesen abierto brechas, el presidente mando cargar la caballería
contra las trincheras y los fosos (…).
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El resultado de esta estrategia fue la derrota de las tropas federales, que
simplemente no pudieron romper las líneas de defensa salvadoreñas y se vieron
obligadas a retirarse. En las concisas palabras de Marure: “después de cinco
horas de combate es rechazado [el Ejército Federal] con gran perdida y obligado
a evacuar todo el territorio salvadoreño”.
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Las tropas federales se retiraron bajo el acoso de las tropas salvadoreñas, que
pasaron a la ofensiva y persiguieron a Arce y sus hombres hasta San Antonio,
donde el 23 de mayo de 1827 se dio una pequeña batalla.
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Las tropas federales
pudieron volver a territorio guatemalteco donde se reforzaron, lo cual evitó que
las fuerzas salvadoreñas continuaran la persecución.
A esto siguió un período de intentos de encontrar una salida negociada a la crisis
política que había generado el conflicto; no existe evidencia que permita saber en
dónde se encontraban las tropas costarricenses durante estos momentos, aunque
es probable que se mantuvieron en servicio de guarnición en Guatemala y que
en algún momento entre junio y noviembre de 1827 se trasladaron a Honduras,
donde se encontraba el Batallón n.
o
2 de infantería federal al que habían sido
70 Manuel Montúfar, ibídem.
71 Alejandro Marure, op. cit., p. 19
72 La existencia de una pequeña referencia contenida en un libro de defunciones de la parroquia
el Sagrario nos permite saber que las tropas costarricenses formaron parte de esta expedición,
en el libro se registró el entierro de dos soldados sin nombre el 24 de mayo de 1827, uno de los
cuales aparentemente era de origen costarricense: Libro de defunciones de la Parroquia el Sagrario,
1816-1870. Archivo Histórico Arquidiocesano de Guatemala, AHAG, f. 205.