Nación y estados, republicanismo y violencia
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por tres Estados, y el ordinario de Ahuachapán, aun antes de poderse reunir, es
proscripto por la dictadura del de Guatemala. En tales circunstancias se empeñan
mutuamente los partidos por el sostén de sus propias opiniones y no por el de los
intereses de la nación; y los mezquinos recursos que debieran economizarse para
su fomento y bienestar, y para darle respetabilidad en los exterior, se sacrifican y
apuran para llevar a cabo un objeto que ni es apoyado por la ley fundamental ni
por el voto de la mayoría de los Estados, emitido libremente. En tan terrible crisis,
el Estado de Costa-Rica, que no pertenece a ninguno de los partidos, que se ha
manifestado decidido a concurrir al restablecimiento del orden, por cualquier
medio pacífico que adoptase espontáneamente la mayoría de los Estados,
y que se ha mantenido pasivo espectador de sus contiendas; no puede menos
de admirar el contraste escandaloso que advierten en los hechos, y aun en los
fundamentos que cada partido alega; porque en efecto, no admira menos los
avances del Estado del Salvador, introduciendo sus tropas en el de Guatemala,
que los decretos proscripción emitidos por la dictadura del de este, contra los
funcionarios y representantes de los Estados de la Federación. Admira que el
poder que alcanzó con las fuerzas y tesoros de la nación a disolver los Estados
de Guatemala y Honduras y a restablecer aquel y que ahora pretende disolver el
del Salvador, vindicando a las autoridades actuales de Guatemala, no alcanzase a
satisfacer la vindicta pública por el atroz asesinato perpetrado en Quezaltenango
en la persona del Vice-Jefe Flores, cuando era en ejercicio de sus funciones.
Admira que la fuerza e intereses de la nación se empleen en hacer la guerra a los
Estados para recabar la reunión del Congreso extraordinario de Cojutepeque,
no estando este paso señalado por la ley, y sí desechado por el voto libre de tres
Estados, cuando no ha dedicado esfuerzo alguno para la reunión del Congreso
constitucional fuera de Guatemala, y aun lo resiste, siendo su restablecimiento
aclamado conforme a la ley, y a la opinión de aquellos mismos.
A vista pues de los extremos peligrosos en que se ha forzado, y mayores males que
son de temerse del giro y progreso de las operaciones hostiles, por el choque violento
de las pasiones y consecuencias viciosas que naturalmente dimanan donde la ley
es dictada por la fuerza, y no por el voto espontáneo de los pueblos; el Gobierno
de Costa-Rica, interesado sinceramente en el restablecimiento y conservación de
la República, y de conformidad con los sentimientos de sus habitantes: invoca