La primera guerra federal centroamericana, 1826-1829
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los otros estados de la Federación entrasen en oposición abierta o indirectamente
al presidente Arce.
Al estallar la guerra civil a mediados de 1826, los gastos militares acrecentaron
la presión fiscal sobre el gobierno federal y el estatal guatemalteco en la medida
en que la urgencia de las acciones bélicas los obligó a enviar continuamente
hombres, pertrechos, efectivo, etc. hacia el estado federativo contestatario, El
Salvador. La solución de ambos lados fue acudir a las diversas formas de aplicar
la contribución directa, a la que se le llamó “contribución patriótica” y, luego,
se pasó a demandar préstamos forzosos. Así, en la medida en que la guerra se
prolongó a lo largo de los años de 1827 a 1829, los montos de la deuda interna
y externa aumentaron y se incrementó la presión hacia las regiones internas, a
las que se les exigía cubrir los cupos de hombres, animales, pertrechos y recursos
monetarios en los dos ejércitos.
Tal contexto histórico es el punto de partida de los análisis de cada uno de los seis
ensayos que a continuación prestamos:
El que abre esta obra es el de Luis Pedro Taracena Arriola, intitulado
¿Guerra
estatal o guerra de ciudades? Movilización militar, recaudación y discurso político, 1826-
1829. Este analiza cómo la guerra fue constante en el siglo XIX como un
ejercicio extremo de poder de parte de las élites en torno a la construcción
de los Estados modernos y la definición de su territorialidad, como sería el
caso de la República Federal de Centro América, comparando de paso su
situación histórica con otras similares en Hispanoamérica. Todo ello, dentro
del contexto de las nuevas y las revisitadas discusiones sobre las problemáticas
latinoamericanas del siglo XIX. De esa forma, Luis Pedro Taracena señala que
la guerra es un acto espacial y su despliegue se acomoda a las formas de poder,
las cuales marcan sus objetivos y alcances.
Así, la primera Guerra Federal centroamericana, que duró de septiembre de 1826
a abril de 1829, se desarrolló influida por la importancia colonial de las ciudades y
de élites locales, ambas actores claves de la transición estatal. Lo anterior permite
ver a la guerra más allá de la disputa elitista y muestra cuáles eran los intereses
en juego, los actores en movimiento y las dinámicas sociales que se aprovechaban