La primera guerra federal centroamericana, 1826-1829

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fueron, al parecer, Pantoja, Rascón o Barchard.

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 Además, el hospital de los 

aliados dirigido por el alcalde de San Salvador Juan José Ayala, la fábrica de 
pólvora bajo dirección de Antonio Ruiz, el socorro puntual de tropas en servicio y 
el pago de arrieros para el transporte de fletes, exigían desembolsos frecuentes.

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Como se ha dicho anteriormente, el circuito de los fondos no era regular. Si bien 
tendió a la centralización de los fondos de la Hacienda Pública en la Tesorería del 
Ejército, el análisis en detalle del libro de la administración pública muestra que 
hubo administraciones de rentas que sufragaron muchos gastos directamente. En 
primer lugar, desde la oficina de San Miguel se pagaron sueldos, dietas y socorro 
de tropas, seguido en orden de importancia de la tercena de Sensuntepeque, la 
receptoría de alcabalas y la factoría de San Vicente y las tercenas de Cojutepeque 
y Zacatecoluca. 

3. Conclusiones preliminares y nuevos desafíos

La primera Guerra Federal empezó en noviembre de 1826 con la ocupación 
del oriente de Guatemala por parte de las tropas salvadoreñas y terminó con 
la capitulación en la Ciudad de Guatemala del jefe de estado de Guatemala y 
representante de facto del gobierno federal, Mariano de Aycinena el 11 de abril de 
1829. Fue la primera expresión del fracaso del sistema federal que había surgido 
en julio de 1823 con una deficiencia estructural importante. 

Las causas del conflicto radicaron en tres aspectos. En primer lugar, la crisis 
económica que siguió a la Independencia provocó la lucha por los recursos 
fiscales, impidiendo el cumplimiento del sistema de cupos estatales a partir del 
cual se financiaría el gobierno federal. En segundo lugar, el desorden institucional 
en Nicaragua, derivado de la pugna política entre los grupos dirigentes de las 
ciudades de Granada y León, situación que obligó al gobierno de la República 
a concentrarse en la pacificación del país con tropas procedentes del oriente 
salvadoreño. En tercer lugar, la estructura institucional federal y el sistema 
representativo le confirió una hegemonía a Guatemala, la cual se complementó 
con la connivencia entre las autoridades estatales y las federales al compartir la 

93 AGN-SS, F. F., caja 3, Exp. 2, f. 32.
94 Véase Cuadro 4 en Anexo.