La primera guerra federal centroamericana, 1826-1829
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Los extranjeros también fueron objeto de una presión fiscal considerable. La
presencia británica en Centroamérica iba en aumento, no obstante los agravios
de los que eran objeto, razón por la que algunos comerciantes recomendaron
ubicar al cónsul en San Salvador –porque era habitual que se interceptaran
barcos mercantes británicos dedicados al comercio costero–,
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y se retuvieran
sus bienes. No está de más decir que la inestabilidad política y económica hacía
muy difícil la recuperación de las deudas.
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Los reclamos contra el gobierno
guatemalteco y salvadoreño por la imposición de fuertes empréstitos y por la
obligación de tomar las armas fueron constantes durante la contienda. A modo
de ejemplo, un comerciante de Londres,
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residente en San Miguel, tuvo que
pagar una contribución forzosa de 8 000 pesos. Cuando llegaron las tropas de
Domínguez a la ciudad la demanda se extendió a 10 000 pesos, para entregar
en un plazo de 3 días. La insistencia fue mayúscula porque llegaron Arzú y
Domínguez a su casa para demandar, justo en ese momento, la cantidad de
6 000 pesos. Al final, el comerciante se vio obligado a entregar, en este caso
al gobierno guatemalteco, la cantidad de 8 692 pesos. Para entonces, aunque
se consideró que la presencia de un cónsul en la zona de San Miguel y de un
balandro en el puerto de La Unión serían suficientes elementos de protección
para los comerciantes británicos, la realidad demostró la inconsistencia de tal
suposición.
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La población francesa dedicada al comercio en Guatemala y El
Salvador sufrió la misma suerte que los británicos.
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Sin embargo, no todos los préstamos fueron forzosos. José María Blanco,
Miguel Delgado, Cayetano Molina, Tomás Carrillo, Ignacio Padilla, Miguel
Mendoza, Isidro Menéndez, Fernando Viteri, Pedro Barros y Benito González
75 Por ejemplo a Samuel Gibbeson le fueron requisados por la comandancia federal el Bergantín
Tíber y la Goleta Bretaña, ambos de su propiedad y anclados en Acajutla. NA, FO, 252-1, f. 122.
76 NA, FO, 252-1, f. 234.
77 La queja fue hecha por Marshall Bennett que, en esos años, fue el principal comerciante de
Honduras y de El Salvador. Tenía importantes operaciones financieras y empréstitos contra
tados con los distintos Estados centroamericanos.
78 NA, FO, 252-1, f. 100, 105.
79 AMAEF,
Correspondance Consulaire Guatemala, tomo 1, f. 2-5.