La primera guerra federal centroamericana, 1826-1829

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Se entiende la colaboración chilena en este affaire porque un año antes, la 
casa comercial de Mariano de Aycinena en la ciudad de San Miguel, recibió 
órdenes de la Casa de Aycinena en Valparaíso, de embarcar para su cuenta una 
carga de añil, bálsamo y otros productos de este estado.

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 El cónsul chileno 

Carlos Thurn, vinculado comercialmente a los Aycinena, fue a reclamar al jefe 
salvadoreño Mariano Prado la propiedad de 80 zurrones de añil que se había 
requisado de Yaguatique por ser de la pertenencia de la casa de Aycinena.

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 Las 

tintas recuperadas del Boyer por el cónsul fueron puestas a su disposición y, en 
colaboración con Souza Duarte –amigo de Aycinena en San Miguel–, se remitió 
el flete de mulas para llevarlas a Guatemala. Los mismos inconvenientes sufrió 
José María Blanco en el bando opuesto –aliado– cuando el Coronel Domínguez le 
embargó más de 1 000 tercios de cacao de Guayaquil que había en San Miguel.

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Parece que existía un arreglo entre productores de añil, exportadores y el gobierno. 
Los comerciantes adquirían el añil de los productores, mediante la intercesión 
directa o indirecta del gobierno, a un precio por debajo de lo establecido en el 
mercado internacional. Este arreglo aseguraba a los productores la colocación 
del añil, daba un amplio margen de ganancias a los comerciantes que compraban 
barato y vendían caro en el exterior a través de sus extensas redes mercantiles 
y, el gobierno conseguía liquidez inmediata para hacer frente a las necesidades 
cotidianas de la guerra. Ese margen de ganancia de los comerciantes fue la 
garantía de supervivencia del gobierno. Por ejemplo, el 9 de abril de 1828 se 
recibieron en San Salvador 10 tercios de tinta procedente de Zacatecoluca que 
se adjudicaron proporcionalmente a los comerciantes y pudientes de la ciudad y 
luego se hicieron cuentas de lo ingresado.

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En las redes mercantiles salvadoreñas tuvo mucha importancia el diputado 
y comerciante José María Blanco, con quien en una ocasión, por ejemplo, se 
contrataron los tercios de tinta de San Vicente por 1 600 pesos y los cuatro tercios 
de tinta de San Miguel por 487 pesos. Por la compra del añil, Blanco pagó al 

59 NA, FO, 252-1, f. 287; f. 306.
60 Marure, 1837, vol. 2, p. 90. 
61 AGN-SS, F. F, caja 3, Exp. 2, f. 36.
62 AGN-SS, F. F, caja 4, f. 245.