La primera guerra federal centroamericana, 1826-1829

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500 hombres hacia mejicanos, se quedó con 168,

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 cuando se cruzaron con los 

restos de la 2ª división que llegó a Acajutla en la corbeta Paz y el bergantín 
Caupolicán procedente de La Unión. Las autoridades clamaban contra la 
deserción y describían un panorama desolador por culpa del exceso de población 
dispersa. Las bandas armadas de desertores con hombres “que hubieran huido 
de desmayo ante un mosquete o una pistola hace unos meses, ahora le disparan 
a familias enteras a sangre fría”.

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 Sin embargo, la disminución de tropas no 

era solo causa de la deserción o los heridos, también “los soldados se enferman 
o salen mal heridos y no en las batallas descomunales de Marte, sino en las mui 
comunes de Venus”.

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La vida en la retaguardia no fue fácil puesto que los secuestros, exacciones 
violentas y alistamientos forzosos, que llegaron incluso hasta los departamentos 
más alejados del teatro de guerra, fueron lo más común. El negociante y el 
labrador se veían a cada instante expuestos a la barbarie del soldado.

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La militarización de la sociedad fue uno de los efectos de la guerra en la sociedad 
salvadoreña. Uno de los indicadores del grado de militarización de una sociedad, 
según Rabinovich, es la cantidad de efectivos recolectados o reclutados por un 
gobierno para enfrentar una guerra. Por el momento vemos que el peso del 
esfuerzo militar recae en la sociedad salvadoreña y, en particular, el oriente; 
la región aporta la mayor cantidad de efectivos humanos y de armamento.

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Desconocemos los niveles de movilización permanente, es decir, la fuerza de línea 
que estaba en actividad todo el año, vivía en los cuarteles y era sometida a revista 
mensual; no obstante, suponemos que, dada la escasez del erario público para 
mantener la tropa acuartelada permanentemente, predominó la movilización 
intermitente de las milicias.

40

 

35    BNG-Cla 1951.
36 NA, FO 252-1, f. 265, 10 de junio de 1827.
37 BNG-Cla 1951, 6 de diciembre de 1827.
38 Marure, 

op. cit., vol 2, p. 112.

39 Véase Cuadro 1 en Anexo. 
40 Sobre el tema, véase: Rabinovich, “La militarización del Río de la Plata, 1810-1820….”, 2011.