Nación y estados, republicanismo y violencia

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decidió en la batalla de Milingo, lo que permitió la entrada de Morazán en San 
Salvador el 23 octubre de 1828. Con esa ventaja irrevocable de la fuerza aliada, 
se reorganizó el Ejército con tropas hondureñas y salvadoreñas y se procedió a 
la invasión de Guatemala con 2 000 hombres. La capitulación de la plaza de la 
ciudad de Guatemala fue el 11 de abril de 1829.

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1.3. Los actores de la contienda

El conflicto enfrentó, por un lado, al “bando federal” articulado por una alianza 
entre conservadores guatemaltecos y autoridades federales, liderando el Ejército 
federal.

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 Por otro lado se encontró el “bando aliado” conformado por El 

Salvador, Honduras, Nicaragua y los liberales guatemaltecos refugiados en El 
Salvador. El liderazgo inicial lo tomaron las autoridades salvadoreñas y, no fue 
hasta finales de 1828 que el general hondureño Morazán pasó a ser comandante 
en jefe de todo el conglomerado de fuerzas aliadas. Hubo varios cuerpos armados. 
Primero las fuerzas armadas salvadoreñas, a las que se sumaron los emigrados 
liberales guatemaltecos, organizadas por Mariano Prado al inicio de la contienda. 
En diciembre de 1827 tenía dos columnas, la del sur bajo el mando del coronel 
Rafael Merino y, la del norte, del teniente coronel Ramón Pacheco.

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Paralelamente, como ya se ha dicho, el general Morazán comenzó a levantar una 
tropa al margen del conflicto entre Guatemala y El Salvador cuando se acantonó 
en Choluteca con 135 leoneses, lugar en el que se le sumaron hondureños de 
Tegucigalpa, Texiguat, Curarene, San Antonio y Cantarranas, y la partida 
salvadoreña derrotada en Sabana Grande, además de los batallones organizados 
en los pueblos.

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 Más tarde, entraron en alianza con el Ejército salvadoreño. La 

23 NA, FO 252-1, f. 242, 7 abril 1827; AGN-SS, F. F, caja 4, f. 336, 30 mayo 1828; MARURE, 

1837, p. 126; AGN-SS, F. Federación, caja 3, Exp. 2, f. 23, 9 agosto 1828; NA, FO 254.1, f. 

279; BNG-Cla 1951. 

24 Parece que en cierto momento se intenta conseguir el apoyo nicaragüense –los contrarios a 

León– proporcionándole 200 pesos al capitán Pío Gómez para “estrechar su fraternidad”. 

Esto más bien parece una estrategia para fortalecer el flanco oriental del Ejército Federal 

que estaba muy desprotegido cuando Domínguez y Arzú ocuparon San Miguel. AGCA, 

B, leg. 3485, f. 23. 

25 Monterrey, 

op. cit., p. 172.

26 Quiñónez (1926) [1828]: Memoria.