La primera guerra federal centroamericana, 1826-1829

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Paralelamente, el general Morazán regresó de su exilio nicaragüense e inició la 
conformación de sus tropas en zona de Choluteca. Mientras, en el frente occidental 
el hecho más trascendental fue la batalla de Arrazola, cerca de la frontera, 
que terminó con una victoria federal-guatemalteca después de que el Ejército 
salvadoreño, comandado por el coronel Ruperto Trigueros invadiera Guatemala 
con el fin de derrocar a Arce. Ambos bandos consolidaron sus posiciones, siendo 
territorio de apoyo federal: Santa Ana, Sonsonate, Santa Bárbara, Olancho y 
Gracias en Honduras y Managua en Nicaragua.

A finales de 1827, en una segunda fase de la guerra, el frente oriental pasó a estar 
controlado por el ejército aliado gracias a la victoria en la batalla de Trinidad. 
Sin embargo, esa posición duró poco porque el avance federal fue imparable. 
Después de sitiar San Salvador se neutralizó la fuerza aliada y el general federal 
Arzú mandó al general Domínguez a ocupar San Miguel para cortar la ayuda 
solicitada por el jefe salvadoreño Mariano Prado al general Morazán. Para 
mientras, el frente occidental estuvo controlado de forma privilegiada por el 
Ejército federal, –entre abril de 1827 y marzo de 1828–. Logrando posicionarse 
en Apopa e Izalco a pesar de las incursiones frecuentes del Ejército salvadoreño 
que terminaron con la derrota del mismo en el “desastre de Chalchuapa”. 

La tercera etapa de la guerra, entre febrero y julio de 1828, se dio en el frente 
oriental con la conocida batalla de Gualcho. Morazán, con su campo base en 
Lolotique, avanzó hacia San Miguel con 600 hombres (leoneses y hondureños), 
mientras que el coronel Domínguez lo hacía desde Chinameca. La victoria aliada 
en esta batalla permitió recuperar San Miguel. Pero el interés por no perder 
el control sobre el enclave oriental hizo que el general federal Arzú recuperara 
posiciones en la zona ocupando de nuevo la ciudad, siendo este el momento más 
álgido de presencia federal en oriente. No obstante, la permanente amenaza de 
un ataque aliado y la falta de preparación material para enfrentarlo conllevaron 
a la capitulación de Arzú para concentrar esfuerzos en la zona occidental. 
Paralelamente, entre marzo y octubre de 1828, se sitió nuevamente a la ciudad de 
San Salvador, estando el cuartel general del ejército federal en mejicanos, el que 
a su vez también fue sitiado por tropas aliadas. No hubo muchos ataques, pues 
simplemente se trataba de debilitar al enemigo. El fin del sitio de San Salvador se