Nación y estados, republicanismo y violencia

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a) La alteración del orden financiero y la pérdida de soberanía federal fueron 
el efecto inmediato de la promulgación de la constitución Federal y las estatales 
al empezar una lucha por el control de los recursos financieros puesto que el 
proceso de Independencia y la guerra contra México habían dejado las haciendas 
públicas estatales vacías.

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 Los estados buscaron su autonomía respecto al 

gobierno federal para no caer de nuevo en una relación de subordinación de 
corte colonial. Se entendía que la aplicación de la ley pasaba por el acuerdo con 
las distintas asambleas legislativas estatales y no por decisión directa del Congreso 
Federal. Los intentos de control federal de la Hacienda Pública y el Ejército de los 
estados fueron vistos como un ataque a la soberanía de los mismos y generaron 
un constante rechazo a todas las propuestas del gobierno federal. 

La subsistencia de las autoridades federales fue casi imposible por la incapacidad 
de establecer un sistema fiscal propio. Teóricamente, los ingresos del presupuesto 
federal se constituían de la alcabala, el estanco de la pólvora, el tabaco, el correo, 
el papel sellado y las cuotas correspondientes a cada estado. El sistema de cupos 
funcionaba a partir de la población existente en cada uno de los estados federales. 
El Salvador, el segundo país más poblado de Centroamérica, con 212 573 
habitantes y con ingresos estimados de 1 478 780 pesos, tenía que prestar 196 
soldados al ejército federal y aportar 70 012 pesos anuales para cubrir el déficit 
en el presupuesto federal. En la práctica, el proceso de recaudación y distribución 
quedó en manos de los estados, lo cual generó una fuerte dependencia de la 
voluntad de los ejecutivos estatales.

En 1825, el gobierno de Honduras solicitó al gobierno federal un préstamo de 25 
000 pesos para hacer frente a sus gastos más urgentes. La respuesta federal fue 
negativa porque no se había recaudado absolutamente nada. El único caudal con 
el que de facto se contaba, era el producto de la alcabala cobrado en la Ciudad de 
Guatemala y en Omoa, así como del tabaco de Guatemala. La demanda de las 
autoridades federales era clara: “La facultad de mandar no puede concebirse sin 
la de vencer las resistencias a los mandatos”.

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5 Chamorro, 

op. cit., p. 95.

6 Biblioteca Nacional de Guatemala [En adelante BNG] –Colección Valenzuela [En adelante 

Cla] 1948, Hojas 1825, Nota secretaria del Congreso Federalorden número 266, 11 noviembre 1825.