Nación y estados, republicanismo y violencia

xiii

o radical, y aquellos que optaron por el de los “cacos” o moderados. Aún más, 
dejaba al desnudo que las posiciones políticas evolucionaban conforme la 
independencia absoluta del istmo se hizo realidad, a partir de julio de 1823. Es 
decir, tanto quienes habían sido tempranos partidarios del sistema republicano 
como quienes apoyaron la integración al Imperio mexicano encabezado por 
Agustín de Iturbide, ya no dudaron en reconocer a la República como forma 
idónea de Gobierno –al igual que en todo el continente americano–, descartando 
a la monarquía constitucional. 

Arce, quien siempre había sido afecto y dirigente liberal y federalista, ya en 
la presidencia –consciente de la debilidad de su cargo– terminó por aliarse a 
los centralistas liderados por la élite guatemalteca en busca de contar con un 
sector de la sociedad centroamericana que estuviese dispuesto a asumir los 
costos económicos y políticos de la construcción de la naciente nación. Una 
incipiente nación que se veía jaloneada entre la necesidad de preservar su unidad 
y garantizar sus fronteras para lograr el reconocimiento internacional como tal, y 
la dinámica cada vez más envolvente de las soberanías en el seno de las entidades 
estatales que pasaron a conformarla.

Tal reconocimiento quedó patentado con la fundación de la República Federal 
del Centro de América en noviembre de 1824. Una mayoría de constituyentes 
de toda la región consideraban que esta debía de garantizar el equilibrio entre 
el Ejecutivo federal y los ejecutivos de las cinco entidades estatales, así como el 
equilibrio entre el estado de Guatemala. O sea, la promulgación de un aval para 
poner freno a la hegemonía que la élite guatemalteca había ejercido a lo largo de 
todo el período colonial.

Marure (1837) escribió que las razones que habían impulsado a los centralistas 
para aceptar la Constitución Federal de 1824 había sido la minoría en el número 
de constituyentes electos.

La nación había adoptado y jurado la ley fundamental: todo los Estados 
se habían constituido bajo el sistema federativo y algunos de ellos habían 
también decretado sus constituciones particulares: en este estado de cosas 
era muy peligroso cualquier retroceso. Por otra parte, la convocatoria a una 
segunda Asamblea constituyente iva (sic) a gravar con nuevos y crecidos