La primera guerra federal centroamericana, 1826-1829

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Así, se prefería el reclutamiento en las cabeceras de los departamentos, en donde 
era más abundante la población no indígena. En los poblados de mayoría indígena 
dejaba de esta manera el reclutamiento en manos de las autoridades locales, 
alcaldes y principales, en lugar de los oficiales militares encargados de esta tarea. 
A pesar de la urgencia por arreglar la fuerza pública, este decreto fue de difícil 
aplicación en algunas zonas de Los Altos, tal como lo atestiguan las autoridades 
municipales de Quetzaltenango en 1831.

51

 Por su parte, en Chiquimula, para 

marzo del mismo año, se aceptó la integración de indígenas a la milicia que 
debía formarse en el departamento.

52

 Este último caso es un buen ejemplo de 

los cambios sociales que con la guerra ocurrieron en el oriente y que llevaron a 
la incorporación de indígenas a cuerpos militares; una diferencia notable con la 
actitud ya mencionada de las autoridades locales antes de la guerra.

las pequeñas poblaciones formadas por población indígena ya que no llegaban a la cantidad 

de habitantes mencionada. 

51 Manuel Aparicio Mérida, op. cit., p. 161, acta 18 de marzo de 1831.
52 El Comandante de la plaza de Chiquimula comunicaba que “se debe organizar un batallón 

de infantería de mil hombres en el cual se incluyan todos los indígenas que están en aptitud 

para el servicio; que los alistamientos para las filiaciones se hagan por los respectivos 

alcaldes de los pueblos sin exceptuar a persona alguna, sino que sea al que con arreglo a 

ordenanza este legalmente impedido”. AGCA, C1 leg. 138, Exp. 3876. [Sobre alistamientos 

en Chiquimula] 1831.