La primera guerra federal centroamericana, 1826-1829

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apoyar a la tropa oficial con soldados. Este fracaso del gobierno de Guatemala 
frente a los enemigos liberales llevó al pronunciamiento de buena parte de Los 
Altos desconociendo al Gobierno asediado en la Ciudad de Guatemala. Es un 
claro ejemplo de los límites de las autoridades en la capital para obtener el apoyo 
de la población indígena para el servicio militar en esa región.

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Por otra parte, también se había dado el caso de los indígenas que participaron 
como cargadores o trabajadores en el esfuerzo de guerra. Los pueblos indígenas 
que rodean Antigua Guatemala son un buen ejemplo. Esto se concretó a través de 
la amenaza de servicio militar para ciertas poblaciones si no se proporcionaban 
jornaleros para la construcción de las fortificaciones alrededor de la Ciudad de 
Guatemala. En junio de 1827 fue designado Manuel Arzú, oficial con experiencia 
en los combates contra San Salvador en 1822, para que supervisara las mejoras en 
la defensa de la capital. Los atrasos reportados en el trabajo obligaron a circular 
una orden en diciembre de 1827 a los jefes departamentales de Guatemala y 
Sacatepéquez para el envío de trabajadores indígenas con la garantía de eximir 
del servicio militar a los pueblos que aportasen trabajadores, oferta dirigida 
a obtener el apoyo de las autoridades indígenas locales, ya que estas eran las 
encargadas de ejecutar las ordenes gubernamentales. 

Algunos días después, ante la necesidad de más personas para los trabajos y 
frente a las dificultades para cumplir esta primera orden, se renovó el llamado, 
agregándole que también se usaran “mozos de haciendas”.

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 Muchos de los 

individuos asignados a estas labores fueron mujeres, que construyeron fosos y 

45 Aaron Pollack, op. cit., 194; Arturo Taracena, op. cit., pp. 128-129.
46 AGCA, B leg. 2430 Exp. 50874, El Gobierno comisiona al Coronel Manuel Arzú para que practique un 

reconocimiento al contorno de esta ciudad y consulte los puntos que deben fortificarse, junio 1827, fs. 17-55. 

El jefe político de Sacatepéquez decía en su comunicación al secretario del Estado: “Desde 

luego puede el Ciudadano Jefe departamental de esa corte [Guatemala] pedir a los pueblos 

de mi mando el número de indígenas que tenga a bien, pues con esta misma fecha doy las 

ordenes convenientes sobre el particular a las respectivas autoridades. Celebraré infinito que 

por este medio se logren las miras del gobierno supremo, pues mis providencias por activar que 

[han] sido [ordenadas] no han surtido el efecto deseado desde que el Ciudadano comandante 

general saco noventa y cinco indios del contorno de esta ciudad” [Antigua Guatemala]. Una 

buena muestra de los efectos de los alistamientos sobre indígenas, la resistencia mostrada por las 

autoridades indígenas para proporcionar individuos a las milicias y la opción más “útil” para las 

autoridades estatales de usar a la población indígena en trabajos en lugar de las armas. f. 19.