La primera guerra federal centroamericana, 1826-1829
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las autoridades federales pidieron de nuevo un cupo de hombres para formar
el “ejército permanente federal”, asignándole 1 600 soldados a Guatemala, 800
hombres a Nicaragua, la misma cifra para El Salvador y 400 a Honduras.
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Ante
esta nueva presión, las autoridades de Guatemala habían ordenado la formación
de un batallón en Totonicapán con seis compañías, y otro en Chiquimula con
ocho compañías “para esto se funda en la población de ambos departamentos, y
esencialmente en la ‘ventaja de la porción de hombres, útiles’, aptos para llevar
las armas que hay en cada uno de ellos”.
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Por su parte, en Momostenango, departamento de Totonicapán, frente a una
mayoritaria población indígena y el descontento dejado a raíz de los sucesos de
1820 con la reimplantación del tributo y la posibilidad de anexión a México, las
autoridades republicanas intentaron hacer válidas las normas que establecían
una municipalidad mixta. El descontento mostrado por indígenas había obligado
a reforzar las milicias formadas –durante el periodo 1824-1826– por población
mestiza tanto en Momostenango, San Carlos Sija y Quetzaltenango.
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En el caso
de esta última población, durante esos años se habían fortalecido cuatro compañías
del cuerpo permanente ante el descontento generalizado en Los Altos y las tensiones
sociales en el interior de la ciudad.
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A pesar de esto, también se formaron pequeños
cuerpos militares conformados por indígenas, tal como lo atestigua el caso de los
caciques de San Miguel Totonicapán en 1826, quienes pagaban así sus privilegios
garantizados por las autoridades frente a los comuneros.
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Ahora bien, la generalización del servicio de las armas, producida por el estallido
de la guerra de 1826-1829, llevó a que se echara mano de todos los recursos
31 AGCA, B leg. 181 Exp. 3923, Sobre que se regrese a esta Corte el piquete de tropas que se halla en la
Antigua, mayo 1826, f. 8v.
32 AGCA, C1 leg. 76 Exp. 2122, Para que el batallón de Totonicapán se componga de 6 compañías, sin
perjuicio de crear el escuadrón de caballería, mayo 1826, f. 3
33 Robert Carmack, Rebels of Highland Guatemala, 125 y ss; Pollack, op. cit., p. 180.
34 Manuel Aparicio Mérida, Historia de los Altos, 120, 127 y 133, actas de 30 de julio de 1823, 3
de mayo de 1825 y 26 de septiembre de 1826. Los maceguales de Totonicapán recordaban
a Quetzaltenango como fuente de la represión ejercida por las milicias ladinas lo largo de la
década. Pollack, op. cit., p. 193.
35 Pollack,
op. cit., p. 40.