Nación y estados, republicanismo y violencia

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del 6 al 10 agosto del 2012, bajo la conducción del historiador Mario Vázquez 
Olivera y de mi persona. El reto concreto que nos hemos propuesto con ella, es 
aportar elementos para entender la complejidad en un proyecto como el “federal 
centroamericano”, el cual a pesar de partir de un acuerdo común por construir 
un Estado nación entre la clase política del istmo a raíz de la Declaración de la 
Independencia absoluta en julio de 1823 y de la instalación de la República Federal 
en noviembre de 1824, este se vio pronto cuestionado de una u otra forma por 
estar divida la clase política en dos bandos antagónicos: centralistas y federalistas, 
y la República en cinco estados federativos: Guatemala, El Salvador, Honduras, 
Nicaragua y Costa Rica. El testimonio del centralista y militar guatemalteco José 
Antonio Irisarri (1846) es claro al respecto:

Yo debía entonces hallarme en Centro América, defendiendo una causa 
que no era la mía, una federación contraria a mis opiniones; pero allá no 
había otra cosa qué defender, porque todos eran federales, todos decían 
que estaban armados para sostener lo que todos combatían; y yo, en 
aquella confusión, creí que lo más racional era seguir los estandartes de las 
autoridades federales, de aquellas autoridades que debían su existencia a la 
Constitución de la República que todos invocaban. Con todo esto, yo seguí 
el partido que no debía triunfar, porque rara vez triunfa la razón cuando 
se recurre a las armas para que ellas decidan en las contiendas humanas.

En Centro América comenzó la guerra civil, que dura hasta hoy desde 
ahora dieciocho años, por la misma confusión de ideas, por la misma falta 
de principios, por el mismo abuso de las palabras, que hemos observado 
en todas estas desgraciadas regiones. Triunfó el partido que se levantó 
contra las autoridades federales, en defensa, se decía, del sistema federal, 
en defensa de la Constitución que hollaba con sus propios pies; triunfó 
solo para hacer ver que su triunfo debía de ser la ruina de aquel sistema 
entre los hombres que no tenían una idea exacta de los que era una 
federación (…)

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1 Antonio José de Irisarri. Historia Crítica del Asesinato del Gran Mariscal de Ayacucho. Buenos Aires, 

Editorial Jackson, 1945, p. 32. (Colección Panamericana, 17).