La primera guerra federal centroamericana, 1826-1829
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e) El acceso a la ciudadanía, según Córdova, abrió a partir de 1823 la caja de
Pandora. La idea de concebir la ciudadanía no como la igualdad ante la ley, sino
de las clases sociales y sus intereses, provocó ambiciones por empleos, búsqueda
de ascenso social, lucha partidaria entre centralistas y federalistas, al punto que
las armas terminaron siendo las que dirimieron el debate político.
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Según él, no
había una homogeneidad entre los “guatemaltecos” ya que en todos los pueblos
del estado de Guatemala había gente corrompida (“arrancados y sin bienes”),
que aspiraba al ascenso social y que por tal razón apoyaron irrestrictamente a
los federalistas. Los serviles eran, por el contrario, la clase sana, incorruptible,
trabajadora, propietaria, moderada, que apoyaba a su gobierno.
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En cuanto a
los indígenas, la mayoría de todos los habitantes del estado, considerada como una
clase impasible, fue arrastrada por su falta de aptitud y por costumbres a servir de
instrumento de unos contra otros, por quienes, no habiendo podido ascender en
los tiempos anteriores a la Independencia, sí lo hicieron después a merced de las
turbulencias, siendo al final presentados como nuevos seres políticos en el seno de
la República. Ello se pudo hacer porque el número de los ignorantes era mayor
que el de los ilustrados. Un cuadro que se agravó cuando, desde las mismas filas
del gobierno centralista, se terminó por impulsar tal anarquía, acudiendo a su
reclutamiento masivo.
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Por su parte,
García Granados insiste en el tema del acceso a la ciudadanía y
vuelve a subrayar que detrás del partido fiebre estaban aquellos que manifestaban
su rechazo a las clases más altas de la sociedad y consideraron que tenían más
oportunidad de ascenso social si se afiliaban a este partido. Para él, el partido
servil no deseaba reformas radicales, pues veía en el statu quo la tranquilidad de la
nueva nación centroamericana.
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f) Los intereses domésticos qué defender por parte de guatemaltecos y salvadoreños
tuvieron por fin la formación de ejércitos de los estados federales. Así se arguyó –
75 ibid., pp. 106-111.
76 ibid., pp. 110-112.
77 ibid., pp. 19-21.
78 García Granados, Memorias, II, pp. 285-286.