Nación y estados, republicanismo y violencia

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acompañó hasta la toma de la Ciudad de Guatemala.

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 Pero la fidelidad también 

tuvo expresiones de clase. García Granados subrayaba amargamente que, detrás 
del partido “fiebre”, se agruparon muchos cuyo único móvil era la antipatía 
contra la clase más alta de la sociedad y muchos que creían que era más fácil 
medrar afiliándose al partido popular que al servil. Este era el partido de élites 
como la guatemalteca o la granadina, aumentado por aquellas personas que, 
por su actitud quietista y timorata, no deseaban intentar reformas radicales que 
comprometieran la tranquilidad social de la nueva República centroamericana. 
Por consiguiente, eran personas apegadas al culto y aliadas del clero. Por su parte, 
en el bando fiebre salvadoreño pesaba bastante el resentimiento que ocasionó la 
decisión guatemalteca de invadir El Salvador al haberse resistido a la ilegal unión 
a México decretada por la Ciudad de Guatemala.

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Por último, la clase también ponía limitaciones a la pertenencia política.  
Según Córdova, la victoria aliada se logró en última instancia porque una 
“multitud de hijos del mismo Estado [de Guatemala], “que desatendiéndose 
del orgullo patrio, fueron traidores al suelo que lo vio nacer y alimentara 
próvidamente como una madre.”

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 Asimismo, señala que hubo una serie de 

personas que, aunque adictas a la causa de Guatemala, tuvieron siempre interés 
en prologarla en aras de sus intereses comerciales.

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Queda claro que esta primera Guerra Federal se jugó no en batallas a campo 
abierto –como en Europa y América del Sur–, sino en la captura o no de las 
respectivas capitales. San Salvador había aprendido la lección de 1822, centrando 
sus esfuerzos en no permitir que los guatemaltecos se apoderasen de su capital 
como antes lo había hecho Filisola. De ocurrir, hubiera sido el triunfo de los 
criollos chapines. Los guatemaltecos no pudieron imitarlos, desgastándose en suelo 
enemigo y, así, con la caída de la Ciudad de Guatemala, se puso fin a la hegemonía 
guatemalteca en el seno de la breve “República Federal de Centro América”. 

71 ibid., II, pp. 219-221.
72 ibid., II, p. 254.
73 [Córdova], 

Apuntes, pp. 106-107.

74 ibid., p. 109.