Espacios Políticos, Año XI, número 18, junio de 2019, pp. 59-76
Jóvenes migrantes transfronterizos: Circuito laboral entre el noroccidente de
Guatemala y la Riviera maya en México
64
empleo y atrayendo a población de
zonas económicamente deprimidas.
Con este caso se advierten
los grandes contrastes a nivel de
desarrollo territorial entre ambos
países, pues del lado mexicano,
Cancún desde el final de la década
de los setenta y durante los ochenta,
pasó a convertirse en la principal
alternativa económica planeada e
impulsada a nivel estatal, para paliar
una importante crisis productiva
(la del henequén) en la península
yucateca. Desde entonces, el gran
proyecto de convertir a Cancún en un
centro vacacional de clase mundial,
pero ya con inversión estatal y
privada, se fue concretando y dio pie
a un gran movimiento de construcción
y urbanización que se extendió a
toda la Riviera Maya. Esta zona se
convirtió en polo de atracción laboral,
principalmente para la población
rural indígena del mismo suroriente
mexicano, mayoritariamente mayas,
tanto de Yucatán, como de tseltales
y tsotsiles de Chiapas, pero también
mayas de algunos lugares vecinos y
fronterizos situados en Guatemala.
Cuarenta años después de creado
no solo Cancún, sino el éxito turístico
de toda la Riviera Maya, ha hecho que
esta región mantenga una demanda
de empleo poco o nada calificada, para
cubrir sus necesidades de servicios,
construcción o mantenimiento, pues en
ese lapso se transformó en el destino
turístico internacional mexicano más
reconocido y visitado en su género.
Al considerar el lado noroccidental
guatemalteco en esas cuatro décadas,
puede decirse de modo muy abreviado
que hubo una situación crítica,
producida por diferentes factores. El
más importante, y cuyos resultados
fueron más extremos, fue el conflicto
armado interno, que de modo un tanto
diferenciado abarcó distintos grupos
mayas, en particular quienes han
ocupado el territorio próximo a la frontera
noroccidental (q’anjob’ales, mames,
chujes, k’iches, q’eqchís). En esta zona
se llevó a cabo una brutal represión,
que para la población local se tradujo
en migraciones y desplazamientos
forzados, tanto hacia el sur de
México («El Refugio»), como a zonas
despobladas o selváticas del interior
del país: Comunidades de Población en
Resistencia (CPR). Por ello puede decirse
que en esta región la guerra interna
fue un poderoso motor que forzó las
migraciones de comunidades indígenas
rurales a gran escala, durante la década
de los años ochenta.
Para 1990 dicha región siguió
siendo objeto de represión e
inestabilidad política y social en
menor grado, y también resintió los
efectos económicos de una crisis en
lo económico-productivo, que luego
de firmada la paz en Guatemala, no
logró arrancar de inmediato. Debido
a tales razones, nuevas oleadas de
migrantes, esta vez económicos, se