Espacios Políticos, Año XI, número 18, junio de 2019, pp. 41-56
Creencias, rituales y religiosidades en la frontera Guatemala-México
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kilómetros de extensión de la línea
divisoria oficial, cuyas relaciones han
variado en el tiempo, dependiendo
de los momentos políticos. Esa franja
transfronterizada se ha concebido
desde distintas perspectivas; para
Nolasco (1992) se trata de
una frontera política que atraviesa
territorios de grupos indígenas
emparentados entre sí; algunos de ellos
como los choles, los mam o los chuj
están tanto de este lado como de aquél.
La demarcación fronteriza no separa
lenguas, culturas y grupos humanos
sino estados nacionales (p. 10).
De forma análoga Pohlenz (1985,
p. 33) la concibió como «una unidad
cultural expresada en algunos rasgos
como la presencia dominante de
lenguas integrantes de una misma
familia lingüística, la mayence, y de
prácticas agrícolas y sistemas de
pensamiento». Por su parte, Ruiz
Torres (2000), discrepando de la
idea de área cultural maya, sostiene
que justamente por la existencia
de los intensos flujos migratorios
contemporáneos, el proceso de
nacionalización fronteriza se
comprende por el incremento de los
vínculos regionales interfronterizos, y
no por su sustento en «el concepto de
área cultural maya que fuese capaz
de estructurar un substrato cultural
permanente» (p. 18). Reconoce que
hay un continuum cultural previo
a la implantación de los Estados-
nación, pero que este no se puede
entender sin la referencia a la
modernidad político-administrativa
que ha transformado las relaciones
identitarias de los grupos mayences
y de mestizos durante el periodo
colonial y durante la república.
Los vínculos actuales son
resultado de movimientos y acomodos
poblacionales en el contexto de la
demarcación de la frontera entre
Guatemala y México, que se dio hacia
finales del siglo XIX, cuando se firmó el
Tratado de Límites entre ambos países;
este acontecimiento definió distintas
formas de habitar, recrear y amoldar
socialmente la franja transfronteriza.
Castillo y Toussaint (2010) fueron
más allá al identificar distintas
etapas históricas que han marcado
la
interrelación
contemporánea:
1) En 1882, cuando se gestiona el
establecimiento de los límites entre
ambos países; 2) La explotación de
los recursos naturales chiapanecos
durante las últimas décadas del siglo
XIX que requirió gran cantidad de
mano de obra guatemalteca; 3) El
inicio del siglo XX convirtió a la mano
de obra guatemalteca en uno de los
pilares de la economía agrícola regional
de Soconusco, Chiapas; 4) El refugio
guatemalteco de los años ochenta, del
siglo pasado. Miles de campesinos, en
su mayoría de los departamentos de El
Quiché, Petén y Alta Verapaz sufrieron
desplazamiento forzoso buscando
refugio en territorio mexicano como
causa del conflicto armado de
Guatemala. Estos autores calculan