Espacios Políticos, Año XI, número 18, junio de 2019, pp. 21-38
Esta orilla que es nuestro centro. Producción imaginaria de la frontera:
Una mirada desde el borde Chiapas-Guatemala
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que se ha venido imponiendo, ¿existe
la posibilidad de hablar de imaginarios
radicales sobre esta área? Quizás
algunos imaginarios comienzan a
generarse entre distintos grupos
que cuestionan la existencia de
los límites fronterizos: grupos de
derechos humanos, de religiosos,
de reconocimiento interétnico, de
apoyo a migrantes, entre otros, que
buscan afianzar el tejido social y las
dinámicas sociales del borde.
Se habla, por ejemplo, en el
municipio chiapaneco de Frontera
Comalapa, de construir una identidad
panmaya que integre a la diversidad
centroamericana que convive en su
municipio, con el fin de construir
nuevas formas de comunicación y de
encuentro.
Se habla de recuperar la historia
que produjo la frontera para entender
su presente y transformar sus
dinámicas hacia la construcción de
relaciones comunitarias. A lo largo de
la frontera, además, se han instalado
centros de apoyo a migrantes
por parte de sectores religiosos,
interesados en menguar su viacrucis,
y que pugnan por el libre tránsito.
Aunque pocas, estas iniciativas dejan
asomar algunos imaginarios radicales
que muestran que la frontera puede
producirse de forma diferente.
Anotaciones finales
Traer a debate la propuesta
analítica de Castoriadis, con el fin de
ofrecer una reflexión sobre el modo
en que se produce la frontera, abre
múltiples posibilidades analíticas;
entre estas, cabe apuntar al magma
de significaciones que intervienen en la
producción social de una espacialidad
como la que aquí se trata. La frontera
es resultado de diversos imaginarios
sociales: históricos, nacionalistas,
étnicos y políticos. Destaca el hecho
de que en estos no solo participan las
instituciones, a través de los imaginarios
institucionales
y
las
prácticas
instituyentes, sino que contribuyen
imaginarios sociales construidos
desde diversas identidades, intereses
y discursos; incluso, que algunas de
las formas más agresivas de distinción
nacional y exclusión en la frontera son
practicadas por sus propios habitantes.
En el caso de la frontera Chiapas-
Guatemala, se debe poner énfasis en
que el imaginario que circula sobre este
espacio («ambiguo y peligroso») se
ha ido cristalizando. Su sedimentación
justifica la intervención de distintas
fuerzas políticas para su control, y se
omite la multiplicidad de interacciones
y dinámicas que en ella conviven.
Se hace urgente la producción
de imaginarios instituyentes, y
todavía más, radicales, sobre esta
área; fundamentales para evitar
que el borde sigue siendo, para la
planificación territorial, un lugar de
ambigüedad al que se debe normar
e integrar en condiciones asimétricas
de oportunidad.