Enriqueta Lerma Rodríguez
Espacios Políticos, Año XI, número 18, junio de 2019, pp. 21-38
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institucional de la configuración
del Estado-nación. Requiere de su
producción ideológica a partir del
discurso político: la promoción de
la monocultura concebida desde
un centro, la supuesta historia
compartida de los lugares de orilla
con el resto del territorio y la
comunidad imaginada que configura
la identidad nacional. En palabras de
Alejandro Grimson: la fronterización
designa los procesos históricos a
través de los cuales los diversos
elementos de la frontera son
construidos por poderes centrales
y poblaciones locales. El concepto
pretende enfatizar que, desde el punto
de vista sociocultural, la frontera
nunca es un dato fijo, sino un objeto
inacabado e inestable (Grimson en
Lindomar, 2015, p. 81).
Por otro lado, delimitación y
remarcación —siguiendo a Alberto
Hernández y Amalia Campos (2015)—
remiten a dos procesos separados: el
primero compete «a la decisión de
deslinde geopolítico y su definición
en un tratado o documento formal»
(2015, p. 9), realizada desde la
presunción de legitimación política,
legal e internacional. La segunda se
refiere a «un trabajo estrictamente
técnico que implica la instalación de
dispositivos fronterizos» (idem), de
mojoneras o bardas. Este último, un
proceso en auge en los últimos años
en la frontera sur.
La fronterización, como constructo
imaginario instituido, producto de la
historia y del imperativo del Estado-
nación, puede observarse en el caso
Belice-Guatemala, donde no existe
delimitación ni demarcación por
parte de los Estados involucrados,
pero cuya ausencia se expresa como
un conflicto histórico internacional
debido a la indefinición de límites
territoriales, misma que se supone
deberá resolverse en algún momento.
Gabriel
Aguilera
—viceministro
de Relaciones Internacionales del
Gobierno de Guatemala— señaló en
1996, durante la inauguración del
Coloquio Internacional «Las fronteras
del Istmo», la necesidad de delimitar
políticamente esta zona:
La única situación fronteriza no
definida para Guatemala se da hacia
el noroeste porque aún no completa la
resolución del diferendo territorial con
Belice. Confiamos, sin embargo, en
que en un futuro cercano se obtenga
una solución a este contencioso
(Aguilera, 1997, p. 16).
¿Por qué habría de existir ahí una
delimitación fronteriza en el futuro,
expresada con tan buen ánimo?
Justo porque en el imaginario social
institucional la idea de fronterización
se ha ido construyendo históricamente
desde las políticas estatales, pero en
el borde la situación no parece tan
urgente. En caso contrario, Alemania
enfrentó la separación de su territorio
sin atravesar por este proceso de
fronterización. La demarcación de la