Espacios Políticos, Año XI, número 18, junio de 2019, pp. 21-38

Esta orilla que es nuestro centro. Producción imaginaria de la frontera: 

Una mirada desde el borde Chiapas-Guatemala

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Castoriadis encuentra en 

la imaginación el germen de la 
producción social de la realidad, 
tal como la encontramos en cierto 
período, y es también el germen de 
su transformación. La imaginación 
es considerada como la posibilidad 
creadora de los sujetos. La capacidad 
humana de imaginar es la que permite 
crear nuevos sentidos, distintas 
formas de percibir el mundo, de 
construir significaciones, de identificar 
la realidad y de intervenir en ella. 
La imaginación renovada, como 
motor social, produce imaginarios 
instituyentes
 e imaginarios radicales
Los instituyentes se refieren a 
aquellos que se construyen al margen 
de lo instituido o de lo institucional, 
o que se producen en su seno como 
resultado de sus contradicciones. Bajo 
este entendido, los sujetos actúan 
para transformar lo instituido o lo 
institucional, a veces con reformas 
o modificaciones simples, en otras 
ocasiones a través de la ruptura 
de la norma y la inversión de los 
significados más representativos.

Los imaginarios instituyentes son, 

además, alternativas que pueden 
llegar a ser absorbidas por el orden 
institucionalizado o que pueden 
pervivir al margen, siempre como 
anomia que refuerza a la institución. 
Alguna vez Víctor Turner (1988) llamó 
a estas prácticas sociales comunitas
Y aunque los imaginarios instituidos 
parecieran el declive de alguna 
institución, en realidad, la mayoría de 

las veces son el oxígeno que permite 
su continuidad. 

Los imaginarios radicales, 

en cambio, son significaciones 
y prácticas que surgen de la 
imaginación revolucionaria, y que 
representan verdaderos paradigmas 
de ruptura con lo establecido. Se 
trata de nuevos modos de percibir, 
de concebir y de accionar sobre la 
realidad. Son radicales en tanto 
buscan la producción autónoma de 
la realidad. Cuestionan lo instituido, 
lo institucional y la moderación de lo 
instituyente. Algunos ejemplos son 
el proyecto socialista en sus inicios 
y el anarquismo. Los imaginarios 
radicales al ser propositivos 
configuran otra realidad, por ellos 
tienden a ser reprimidos.

Con base en esta mirada se sigue 

aquí que el territorio es espacio 
producido, resultado también de 
los imaginarios sociales; los cuales 
clasifican, caracterizan y asignan 
funciones para diferentes propósitos 
a partir de desiguales valoraciones. 
La frontera, en cuanto espacio 
producido, es resultado de un magma 
de significaciones que actúa a modo 
de banda de moebius: al tiempo 
que es producto de los imaginarios 
sociales, al representar límites 
territoriales, produce, a su vez, nuevos 
imaginarios sobre el espacio y sobre 
las instituciones que le instituyen. En 
este sentido, se elucida aquí acerca 
de la importancia de los imaginarios