Rosa Torras Conangla

Espacios Políticos, Año XI, número 18, junio de 2019, pp. 5-18

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El mecanismo de las negociaciones 
indica que ninguno de los interesados 
disponía de un conocimiento adecuado 
de la región o contaba con una 
estrategia definida. México parece 
haber sido el más flexible de los dos, 
manifestando sólo interés sostenido 
en fijar la frontera por la parte de El 
Petén, en el paralelo 17° 49’. Para 
conseguirlo, cedió partes de Tabasco y 
Campeche, en compensación (De Vos, 
1993, p. 105). 

Sobre el «interés sostenido» de 

México en fijar ese segmento del 

límite, ningún dato o explicación más 

en el acucioso estudio del investigador 

belga, y un silencio historiográfico 

constatado en la obra Espacios 

diversos, historia en común publicada 

por los historiadores Miguel Ángel 

Castillo, Mónica Toussaint y Mario 

Vázquez. Al historiar la producción 

cartográfica mexicana decimonónica, 

para analizar el proceso de delimitación 

fronteriza señalan lo siguiente:

En cuanto a las fronteras con El Petén, 
era usual señalar el río Usumacinta, si 
bien se ignoraba su curso preciso, de 
manera que a veces había variaciones 
sustantivas entre una carta y otra. 
Como se verá más adelante, éste 
habría de ser un tema sustantivo 
en las negociaciones de 1882. Lo 
que en cambio no parece haber sido 
solamente consecuencia de la falta de 
datos fue la representación arbitraria 
del paralelo que separaba El  Petén de 
Campeche y Yucatán. Más arriba o más 
abajo, según los distintos mapas, casi 

siempre resultaba que los linderos de 
aquel distrito estaban situados apenas 
un poco al norte de la villa de Flores 
(Castillo et al., 2006, p. 93).

Ambas afirmaciones coinciden en 

dos hechos: el interés innegociable de 

México por fijar el límite en el paralelo 

17° 49’ y la aparente no negociación 

de este tramo de la línea en el largo 

trayecto de acuerdo diplomático 

entre ambos países. El hecho es que 

fijar el límite en ese paralelo validaba 

la anexión previa que había hecho 

el Gobierno mexicano del partido de 

San Antonio –ubicado en el norte del 

distrito de Petén, con una extensión 

de 10 400 km²– bajo jurisdicción 

guatemalteca, y dejaba como acuerdo 

entre ambos países la extensión del 

estado de Campeche efectivamente 

territorializado por el empuje de 

las élites de Ciudad del Carmen, en 

el golfo de México, hacia la región 

petenera

2

. En el mapa que sigue, en 

color verde está delinead o el límite 

antes del Tratado de 1882 y en rojo 

después de que quedara firmado.

El Tratado de Límites se firmó 

en la Ciudad de México en 1882 

definiendo la separación jurisdiccional 

entre los departamentos de San 

Marcos y Huehuetenango con 

el estado de Chiapas; el tramo 

correspondiente a Petén, límite con 

los estados mexicanos de Tabasco 

y Campeche, no se zanjaría hasta 

2

 Para mayor información sobre la anexión del 

partido de San Antonio, consultar Torras, 2014, 

Boletín Americanista, año LXIV, n.° 69, p. 15-32.