La modernidad (in) cesante

2

Espacios Políticos, Año XI, número 18, junio de 2019, pp. 1-2

formas de denominar a ese tiempo 

- tal vez, intervalo - en el que todo 

lo sólido perecía desvanecerse ora 

vez en el aire de un inderogable 

escepticismo; o de un ácido cinismo. 

Clausura o término tras todos los 

fines (debidos y no tenidos); o final 

(no necesariamente feliz) de todos 

los fines.

Pero tras la euforia de un tiempo 

y la suspicacia de otro, nos hallamos 

otra vez confrontados en/con la (in)

cesante modernidad: cierto es que 

aquella seguridad plena no nos seduce, 

que hay escasa simpatía para con 

aquella euforia y desproporcionado 

entusiasmo

1

 que acompañaron a la 

modernidad en su apogeo y que se 

han dejado, más bien, un saldo de 

promesas incumplidas, de ilusiones 

insatisfechas; pero también es cierto 

que el aire de dimisión que hizo ondear 

algunas banderas posmodernas 

(las menos presentables, las mas 

estólidas) resulta hoy irrespirable. 

La (in) cesante modernidad es, una 

y otra vez, nuestra cita. Y es nuestro 

reto. Pues se puede sospechar que, 

aun tras estrepitosas fracturas, tras 

notorios fracasos, la modernidad no 

ha acabado. Y quizás no ha acabado… 

de empezar 

2

.

1

 Con esta palabra, entusiasmo, que remite a 

instancia o instancias divinas, se refirieron 

tanto Kant como Hegel al sentimiento o al 

arrebato provocado por la Revolución francesa. 

Sobre ello y en general sobre los extremos de 

la (in) cesante modernidad, véase mi libro La 

modernidad cansada. Y otras fatigas. Biblioteca 

Nueva, Madrid, 2006.

2

 Se puede sospechar que en algún sentido, que 

no coincide del todo con el de Latour, pero que 

El estado o estatuto de nuestro 

presente (de ese presente que, a tenor 

de algunos juicios, se expande hasta 

invadir cualquier pasado y colonizar 

cualquier futuro) es, cuando menos, 

paradójico

3

. También dramático. Y si 

se atiende a algunas de las figuras y 

estructuras convocadas en este libro, 

profesional y vocacionalmente trágico.

(Fragmento textual tomado de 

Modernidad (in) cesante, páginas 24, 

25 y 26. El robo del futuro. Fronteras, 

miedos, crisis. Patxi Lanceros (2017), 

Madrid: Catarata.) 

lo contempla, nunca fuimos modernos. Pero 

véase Bruno Latour, Nunca fuimos modernos. 

Ensayo de antropología asimétrica. Siglo XXI 

Editores, Buenos Aires, 2007. 

3

 Para la cuestión véase Hans Ulrich Gumbrecht, 

Producción de presencias. Lo que el 

significado no puede transmitir, Universidad 

Iberoamericana, Mexico, 2005; Lento presente. 

Sintomatología del Nuevo tiempo histórico

Escolar y Mayo, Madrid, 2010; Unsere breite 

Gegenwart, Suhrkamp, Frankfurt, 2010.