Blanca Marín Valadez
Espacios Políticos, Año XI, número 18, junio de 2019, pp. 79-97
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pesar de refunfuñar todo el tiempo. La
música sigue, Iván mueve sus caderas
cadenciosamente y luego se inclina
ante el altar para prender candelas,
poner flores frescas y fumar puros. Me
narraba que san Simón se comunica
con él a través del puro. Si el puro,
mientras se fuma, no camina, indica
que hay envidias y trabajos; pero si
camina y con el fuego se hace una
flor, significa que habrá prosperidad y
buena fortuna para las personas que
dependen del bar.
Estas prácticas tienen que hacerse
cada martes y viernes. Si por algún
motivo no se hacen, Iván es duramente
reprendido por doña Yolanda, quien
dice literalmente tener ojos en el bar,
aunque Iván piensa que es Mayito
quien «le va con el chisme».
Otra de las principales actividades
cúlticas relacionadas con san Simón,
es la fiesta que se celebra el 28 de
octubre. Iván comienza con los
preparativos algunas semanas antes:
coloca enormes listones de diversos
colores en el techo, una tarea que
le demora bastante tiempo. El 27
de octubre mueven el altar ubicado
detrás de la barra de cerveza y lo
colocan en algún punto central. Doña
Carmen, una exprostituta devota
del santo se encarga de elaborar de
manera distinta el altar en todos los
bares. Esto provoca una interesante
competencia entre estos, pues todos
quieren que su altar sea el más bello.
Cuando doña Carmen termina su
trabajo, se inclina y fuma treinta puros
frente al santo; ahí pide protección,
salud y dinero para las prostitutas,
para Iván y para doña Yolanda.
Después de esta actividad el ritmo
de la noche sigue igual, las chicas
tienen que trabajar. Sin embargo,
una de ellas destacará, pues se pone
borracha y todas afirman que san
Simón ya escogió a su esposa. En
esta ocasión, le tocó a Jimena, una
hermosa mujer guatemalteca que
portaba un vestido de encaje negro
que traslucía su desnudez. Ya más
entrada la noche, todos nos dirigimos
a dormir, pues a las cuatro de la
mañana comenzaba la fiesta privada,
celebrada por las prostitutas.
Fue complicado dormir aquella
noche, aunque por fin logré hacerlo
después de dos horas y algunas
cervezas. A las cuatro de la mañana
golpearon mi puerta. «Era san Simón
que ya nos invitaba a la fiesta».
Salí junto a las chicas, quienes de
inmediato comenzaron a poner
música y a retirar las botellas de
licor del altar para beberlas. No hay
refresquito o jugo que diluya el sabor
del ron, tequila o vodka, se toma así,
solo, y todas comenzamos a bailar con
el santo, claro, unas mejor que otras.
Cristel, una de las prostitutas devotas,
se enreda en el tubo y se quita la ropa
poco a poco, mientras parece que en
el espacio flotan las botellas de licor y
cerveza. No es momento de registrar,
es momento de disfrutar. Luego se
abre la cortina del bar y decenas de