Espacios Políticos, Año XI, número 18, junio de 2019, pp. 79-97

San Simón y su culto en un contexto de prostitución en la frontera México-Guatemala

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afortunado, incluso para la población, 
porque las Santas son sanguinarias, 
se metían con la gente, hacían cosas 
que no estaban bien. Los Santos, 
sin embargo, no se meten con las 
personas, sólo ocupan el espacio 
para hacer su trabajo, que se basa 
en la distribución de la droga. Desde 
que los Santos controlan el territorio 
no ha vuelto a pasar algo como en 
aquella ocasión. Macondo es un lugar 
estratégico para la distribución de la 
droga (ibid, p. 77).

Las Santas es una organización 

criminal que adquirió un gran poder por 
el terror que sembraba en la población. 
La llegada del otro cartel generó 
cierta «tranquilidad» en Macondo, 
sin embargo, las disputas por el 
territorio de nuevas células del crimen 
organizado continúan siendo parte de 
las dinámicas de un poblado que no 
solo vive procesos álgidos de migración, 
sino también de deportación. 

Macondo se concebía como un 

lugar de paso.  En los últimos años se 

transformó en un lugar de destino para 

aquellos inmigrantes centroamericanos 

que huyen de los problemas económicos 

de sus países. Esto, sumado a la 

violencia, ha sido un gran motivo de 

expulsión, principalmente de los países 

que conforman el Triángulo del Norte de 

Centroamérica: El Salvador, Honduras y 

Guatemala. Algunas personas de estos 

países han migrado con toda su familia 

a Macondo sin portar documentos que 

«legalicen» su estadía en el lugar. Por 

lo tanto, los operativos que despliega el 

Instituto Nacional de Migración (INM) 

generan profundas tensiones sociales. 

Los que no portan estos documentos 

se atrincheran en sus casas dejando 

de trabajar o de salir a la calle por el 

temor a ser deportados. Y es que un 

retorno implica una verdadera tragedia, 

primero por carecer de redes que 

puedan ayudar a la persona deportada, 

y segundo, porque si regresan a su 

país de origen tienen que integrarse de 

nuevo a las duras condiciones de las 

que habían escapado. 

La zona de prostitución está 

inmersa en un contexto que vulnera 

los derechos y la integridad física de 

las mujeres que trabajan en el lugar. 

Los operativos migratorios también 

inciden en la dinámica de los bares, 

pues tanto clientes como empleados 

deben estar pendientes. 

3.1 Nota etnográfica II 

El sol pegaba fuertemente en 

las láminas de los bares. El calor 

era asfixiante. Solo se veían, en el 

pequeño circuito de prostitución, 

algunas mujeres que, sentadas afuera 

de los bares, trataban de refrescarse, 

y algunos perros huesudos que eran 

vigilados con gran entusiasmo por 

un grupo de buitres. De pronto, la 

fastidiosa tranquilidad fue irrumpida 

por unas camionetas de la Procuraduría 

General de la República (PGR) y el INM 

que, a toda velocidad, habían llegado 

a la zona. El momento fue seguido de 

un escalofriante grito: «¡La Migra!»,