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Ana Gabriela López González

Espacios Políticos, Año X, número 17, agosto de 2018, pp. 53-72

para el efecto negativo de una mayor 
demanda de agua para consumo 
humano y para riego, resultado de 
la tasa de crecimiento demográfico 
y de una mayor escasez de agua en 
numerosas cuencas.

En síntesis, el país se encuentra 

en una de las regiones más expuestas 
a mayores cambios derivados del 
cambio climático. Se prevee el 
incremento de la temperatura, 
cuya fase cálida se espera con una 
intensificación del ciclo hidrológico; 
por las dinámicas de la zona de 
convergencia intertropical
 (ITCZ, 
por sus siglas en inglés). Se esperan 
períodos de sequía y sus principales 
efectos se verán en los ecosistemas, 
por el aumento de la temperatura 
que incidirá en una mayor demanda 
de agua por parte de la vegetación 
(mayor evapotranspiración) y por 
ende, se reducirá la disponibilidad de 
agua (Iarna, 2011).

El estudio de Iarna (2011), también 

revela que, por lo menos, el 50 % del 
territorio del país habrá cambiado en 
sus condiciones bioclimáticas, pues se 
expandirán los bosques secos y muy 
secos. Esto tendrá consecuencias 
sobre el consumo de agua, aunado 
a la reducción de ecosistemas 
excedentarios de agua. Los cambios 
en la vegetación traerán consigo 
la extinción masiva de especies 
endémicas, principalmente, en la 
Reserva de Biósfera Maya y en la Sierra 
de las Minas. No está de más enfatizar 

en la crisis de alimentos provocados 

por la pérdida de biodiversidad y 

servicios ecosistémicos. Pasaremos 

de ser un país excedentario de agua, 

a uno con déficit hídrico.

La incidencia del cambio 

climático, modificará las lluvias y las 

tecnologías utilizadas para producir 

cultivos agrícolas. Por ello, más 

eventos de sequía y la escasés del 

agua, pueden impactar en amplias 

zonas, perjudicar los sistemas de 

riego y la presión de agua potable 

para las zonas urbanas. Un sector 

clave, en donde se verán los impactos 

directos del cambio climático, es el 

sector agrícola. Enfatizar el desafío 

implica suplir la creciente demanda 

de productos agrícolas (alimentos, 

productos bioenergéticos, productos 

agroindustriales y fibra), frente 

a la disminución de los recursos 

disponibles (de suelo, agua y 

biodiversidad) y los cambios en la 

temperatura y el régimen de lluvias 

(Iarna, 2015a, p. 230).

6. La importancia de los 

bosques en la SAN

Guatemala forma parte de uno de 

los ocho centros de origen y diversidad 

mundial de plantas cultivadas, 

situación que se ve amenazada por 

el proceso del cambio climático; aún 

así, su aporte es determinante para la 

SAN. Algunos cultivos guatemaltecos 

como maíz, frijol, chile, yuca, camote, 

papaya, aguacate y cacao trascienden