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Virginia Mosquera Salles
Espacios Políticos, Año X, número 17, agosto de 2018, pp. 31-49
6. Gestión de riesgo como
primer paso
La gestión de riesgo se presenta
en este ensayo, como el primer paso
para la adaptación al cambio climático.
Se define como el proceso «de
identificar, analizar y cuantificar las
probabilidades de pérdidas y efectos
secundarios que se desprenden de los
desastres, así como de las acciones
preventivas, correctivas y reductivas
correspondientes que deben
emprenderse» (Birkmann, 2011, p. 9).
De acuerdo con el último reporte
de la IPCC sobre adaptación al
cambio climático, Centroamérica y
Guatemala, presentan tres amenazas
clave que se deben priorizar, al
momento de pensar en gestión de
riesgo. Primero, de disponibilidad de
agua, inundaciones y deslizamientos
debidos a precipitaciones extremas,
tanto en zonas urbanas, como
en zonas rurales. Segundo, la
disminución en la producción de
alimentos y en la calidad de los
mismos. Tercero, la propagación
de enfermedades, por vectores de
transmisión, a diferentes altitudes y
latitudes, (IPCC, 2014b, p. 24).
Existen varias opciones de
respuesta a corto plazo, para la
gestión de desastres y adaptación
al
cambio
climático.
Primero,
compartir las pérdidas dentro de
la sociedad, de forma organizada,
a través de las retribuciones
financieras provenientes del Estado
o de organizaciones sociales, que
voluntariamente deciden distribuir los
costos de ciertos efectos. Segundo,
migrar o cambiar de ubicación, para
tratar de adaptarse a los impactos,
a donde decide hacerlo la persona,
la familia o la comunidad, al verse
afectada recurrentemente y con
pocas posibilidades de recuperación.
Tercero, optar a mucho más largo
plazo, por cambios de comportamiento
o de educación formal, para introducir
ciertas respuestas de adaptación.
La cuarta opción, sin ser por ello la
única restante, es prevenir los efectos
(Smit et al., 2001, p. 893).
Se pone más énfasis a la
prevención de los efectos, que
es la forma de gestión de riesgo,
considerada la más compleja y
eficiente, para afrontar las principales
amenazas descritas anteriormente e
identificadas por la IPCC. Dentro de la
prevención de desastres o efectos, se
desglosan cinco opciones divididas en
dos diferentes categorías. La primera
categoría abarca: 1) las medidas de
gestión estructurales, como diques,
defensas y construcción gris o verde;
y 2) las operaciones en sitio, como
movilización y acciones de rescate.
La segunda categoría comprende las
medidas de gestión no estructurales,
basadas en arreglos institucionales:
1) el desarrollo de políticas,