38
Espacios Políticos, Año X, número 17, agosto de 2018, pp. 31-49
Cambio climático: hacia dónde vamos y hacia dónde deberíamos ir
vecinos, receptores de nuestras
cuencas (El Salvador, Honduras y
México). El súbito crecimiento de los
caudales generará desbordamientos
e inundaciones sin precedentes. Los
hallazgos revelan que la cantidad de
agua disponible de manera natural
(almacenada o en movimiento)
puede reducirse en un 26 %, a nivel
nacional, entre el 2015 y el 2050
(Iarna y Segeplán, 2015, p. 78).
Existe también una interacción
importante, entre el aumento de
la temperatura y el aumento de las
cargas de sedimentos, nutrientes y
contaminantes, debido a las fuertes
lluvias. La mayor concentración de
contaminantes, durante las sequías;
y la interrupción del funcionamiento
de las instalaciones de tratamiento,
durante las crecidas; reducirá la
calidad del agua bruta y generará
riesgos para la calidad del agua
potable.
Otro sistema afectado es el
de la producción de alimentos,
estrechamente ligado a la seguridad
alimentaria. Muchos estudios, que
abarcan un amplio espectro de
regiones y cultivos; evidencian que
los impactos negativos del cambio
climático en el rendimiento de los
cultivos, han sido más comunes que
los impactos positivos; pues afectan
el rendimiento de cultivos clave para
la alimentación de muchas regiones y
del total global. A pesar que un alto
nivel de CO
2
, favorece el crecimiento
y rendimiento de los cultivos, tales
beneficios no superan los efectos
secundarios negativos, tan intensos;
como las sequias, las inundaciones
y el estrés hídrico, que afectan la
productividad de áreas de cultivo
(IPCC, 2001, p. 9).
Relacionado directamente con
la producción de alimentos en
Guatemala, deben resaltarse los
efectos de la alteración en los
patrones climáticos, sobre la pequeña
producción campesina. Se elevan,
en magnitud y frecuencia, eventos
naturales climáticos que impactan
en la disponibilidad hidrológica del
país. De este tipo, son fenómenos
como: la Oscilación del Sur–El Niño
(ENSO), con sequias muy fuertes y
prolongadas; o el fenómeno de La
Niña (opuesto al fenómeno de El
Niño), con precipitaciones fuertes, por
períodos muy prolongados (Iarna y
Usaid, 2013, p. 30; IPCC, 2012, p. 5).
Y por último, el cambio climático
impacta en la salud humana. La carga
mundial de mala salud humana,
causada por este fenómeno, es
relativamente pequeña y no está
bien cuantificada; comparada con
los efectos de otros factores, como
el estrés. No obstante, en algunas
regiones se han producido, como
resultado del calentamiento global,
un aumento de la mortalidad
asociada al calor y una disminución