37

Virginia Mosquera Salles 

Espacios Políticos, Año X, número 17, agosto de 2018, pp. 31-49

considerados excedentarios en la 
disposición de agua. Guatemala 
pasará, de ser excedentaria en agua, 
a ser un país con déficit hídrico en más 
del 65 % de su extensión territorial 
(Iarna, 2011, p. 69).

Los ecosistemas costeros se han 

visto más afectados debido a los 
cambios tan bruscos y directos en 
los océanos. Se esperan impactos a 
gran escala, como el incremento en 
los niveles del mar, el aumento de la 
salinidad y una alteración en las olas y 
corrientes, que conlleva la alteración 
de la circulación interoceánica (IPCC, 
2001, p. 11). El calentamiento y la 
acidificación del océano han afectado 
la integridad ecosistémica costera. 
Evidencia de ello es la decoloración y 
pérdida de los arrecifes de corales.

Otro sistema, grave y directamente 

afectado, es el de los recursos hídricos 
y su sistema hidrológico, pues existe 
una relación directa entre el aumento 
de las temperaturas y la alteración del 
ciclo hidrológico (Sadoff y Muller, 2010, 
p. 12). A nivel global y nacional, se han 
comprobado los efectos negativos del 
cambio climático sobre los recursos 
hídricos que, traducidos en cambios 
en los patrones de precipitación, 
alteran el sistema hidrológico y 
afectan la cantidad y calidad de dichos 
recursos. Los cambios en los patrones 
de precipitación, dentro de un mundo 
que se calienta, no serán uniformes 
ni únicamente sobre la recarga 

subterránea, o en los caudales de los 
ríos. Características como la humedad 
del suelo, los caudales picos, las 
inundaciones y sequias, aparecen 
con mayor intensidad y con mayor 
frecuencia (Iarna, 2012a, p. 39).

Se prevé una reducción del 7 % del 

total de las precipitaciones anuales a 
nivel nacional. Se presentarán lluvias 
mucho más intensas en períodos de 
tiempo muy cortos, que provocarán 
la inmediata saturación de los 
suelos, evitarán la infiltración y, por 
ende, incrementarán rápidamente la 
escorrentía superficial. En algunas 
cuencas, los meses de precipitación 
se han alterado con un inicio, después 
de lo acostumbrado, y la reducción 
del período de lluvia a cuatro meses 
(Iarna, 2015, p. 70). La disminución 
de la infiltración y el aumento de 
la escorrentía superficial, evitan la 
recarga subterránea de los acuíferos; 
lo que tiene un alto impacto en 
la disponibilidad del agua, pues 
únicamente el 18 % del total que 
cae en el territorio, ingresa en las 
reservas subterráneas.

La alteración de los patrones de 

precipitación y el súbito aumento en 
la escorrentía superficial provocarán 
crecidas rápidas y con mucho caudal 
en los ríos, incapaces de evacuar dicha 
agua de la cuenca. Ello producirá la 
pérdida de las aguas superficiales 
—un 65 %, en promedio, a nivel 
nacional— que fluyen a los países