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Espacios Políticos, Año X, número 17, agosto de 2018, pp. 31-49
Cambio climático: hacia dónde vamos y hacia dónde deberíamos ir
local, principalmente en el territorio.
Primero se aborda cómo la emisión
de gases de efecto invernadero, a
nivel global, continuará perturbando
el clima mundial, así como sus
posibles impactos sobre el recurso
hídrico (patrones de precipitación,
disminución de disponibilidad,
aumento en la frecuencia de los
fenómenos climáticos como El Niño o
La Niña, entre otros).
Se intenta, además, describir los
impactos del cambio climático sobre
los recursos hídricos nacionales,
en relación directa con la ruralidad;
y por ende, con el bienestar de la
población en los territorios. Ello,
para demostrar que en Guatemala,
el bienestar social depende, en gran
parte, de las condiciones climáticas
que afectan, tanto a la producción
campesina, como a la producción en
gran escala.
Lo anterior justifica por qué no
debe priorizarse la mitigación al
cambio climático, sino los esfuerzos
para la adaptación al mismo, dado que
Guatemala es uno de los diez países
más vulnerables del mundo. Dicha
adaptación requiere acciones para
revertir la vulnerabilidad sistémica
que presenta el país. De lo contrario,
las medidas de adaptación se
convierten en muy débiles esfuerzos
para cambiar el futuro, que al mismo
tiempo, debilitan otras acciones
puntuales.
1. Breve explicación técnica
del cambio climático
Se requiere una breve explicación
técnica sobre el tema, cuyas bases
científicas dilucidan que no se trata de
veranos con más calor, o temperaturas
promedio
más
elevadas.
Dos
supuestos son necesarios. Primero,
el cambio climático es un fenómeno
global no abordable, únicamente,
desde los territorios. Es un fenómeno
del que Guatemala no es un gran
generador, sino uno de los principales
afectados, de ahí su vulnerabilidad.
Segundo, no se puede entender el
cambio climático sin descomponerlo en
sus tres principales fenómenos: efecto
invernadero (natural o antropogénico),
calentamiento global y variación de los
fenómenos climáticos.
Se debe considerar que la tierra
y la vida que habita en ella, obtienen
energía filtrada y reflejada, en primer
plano, por la atmósfera terrestre. Sin
embargo, la tercera parte de la energía
que traspasa la atmosfera y alcanza
la superficie terrestre, es reflejada
de regreso al espacio. Las otras
dos terceras partes, son absorbidas
por la superficie o la atmósfera. La
atmósfera absorbe gran parte de
esta radiación térmica, emitida por
los suelos y el océano, y la vuelve a
irradiar a la tierra; con la participación
del vapor de agua (H
2
O), dióxido de
carbono (CO
2
), metano (CH
4
), óxido
nitroso (N
2
O), entre otros. Se crea
así, una capa de protección natural