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Ricardo Ernesto Marroquín
Espacios Políticos, Año X, número 17, agosto de 2018, pp. 3-27
• La población que vive debajo de
la línea de pobreza extrema es
mayor en el rural (35.3 %) que
en el área urbana (11.2 %).
• En el área rural existe un mayor
porcentaje de la población
(29.5) en un empleo no
asalariado frente al área urbana
(23.8).
• La tasa de alfabetismo es mayor
en las áreas urbanas (95 %) que
en las áreas rurales (91.8 %).
• En el área rural únicamente 5
de cada 10 mujeres reciben
asistencia médica durante el
parto; en el área urbana este
tipo de servicio lo recibe el
77.3 % de las mujeres.
2.3. Las políticas públicas
sobre la ruralidad: de la
realidad colonial a los
Acuerdos de Paz
El Estado de Guatemala ha sido,
desde su fundación, la herramienta
ideológica e institucional para el
fortalecimiento y reproducción
de un sistema agrario basado,
principalmente, en la concentración
de la tierra en pocas manos y en la
explotación de la mano de obra de
grandes poblaciones campesinas para
la agroexportación. En su Informe
Nacional de Desarrollo Humano
2007/2008, el Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD), por ejemplo, señaló que:
Aunque los productores no indígenas
controlan relativamente pocas fincas
(34.6 % de todas las existentes), poseen
la mayor parte de la superficie total en
fincas del país (el 73.2 %). Además,
los propietarios no indígenas suelen
enfocarse en los bienes agropecuarios
más lucrativos: producen el 85.8 % de
los cultivos permanentes y abarcan el
93.4 % de los pastos (2008, p. 250).
La situación anterior, contrasta
con la de los productores indígenas.
De acuerdo con el PNUD (2008) los
indígenas «son propietarios de la
mayoría de las fincas pequeñas de
menos de una caballería». Por ello,
a pesar de poseer la mayoría de
las fincas del país (más del 65 %),
controlan solamente el 26.8 % de la
superficie total (p. 251).
La alta concentración de la tierra
en pocas manos (y no en manos
indígenas, precisamente) se suma al
uso dado a este recurso productivo.
Mientras la tierra en manos de
productores indígenas se utiliza
principalmente para el cultivo de
alimentos, las grandes fincas de los
productores no indígenas se destinan
a la agroexportación.
El Informe Nacional de Desarrollo
Humano 2015/2016: Más allá del
conflicto, luchas por el bienestar,
remarca el impacto para la sociedad