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Espacios Políticos, Año X, número 17, agosto de 2018, pp. 3-27

La ruralidad desde el K’atun 2032: ¿Se pueden alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible?

Caribe (Cepal) define la ruralidad de 
la siguiente manera:

Se considera que un territorio es 
rural cuando el proceso histórico de 
construcción social que lo define se 
sustenta principalmente por los recursos 
naturales y mantiene esa dependencia 
estructural de articulación. Un territorio 
es rural cuando su especificidad es su 
dependencia de los recursos naturales y 
su base económica se estructura alrededor 
de la oferta ambiental en que se sustenta 
(Dirven, M. et al., 2011, p. 15).

La Cepal también hace énfasis 

en la variable productiva de las 
sociedades rurales para su definición, 
ya que su interés es el análisis de las 
variaciones económicas de la región. 
Algunas agencias de la Organización 
de las Naciones Unidas también han 
presentado ciertos criterios para la 
definición de ruralidad. Por ejemplo, 
la Organización para la Alimentación y 
la Agricultura (FAO) y la Organización 
de la ONU para la Educación, la 
Ciencia y la Cultura (Unesco) (2004), 
rescatan los siguientes:

• Un espacio donde los asentamientos 

humanos y sus infraestructuras 
ocupan solo una pequeña parte del 
paisaje.

• Un entorno natural dominado 

por pastos, bosques, montañas y 
desiertos.

• Un asentamiento de baja densidad 

(entre 5000 y 10 000 personas).

• Un lugar donde la mayoría de las 

personas trabaja en explotaciones 
agrícolas.

• La disponibilidad de tierra a un costo 

relativamente bajo.

• Un lugar donde las actividades 

son afectadas por un alto costo de 
transacción, asociado con una gran 
distancia a las ciudades y una escasa 
disponibilidad de infraestructura 
(Atchoarena y Gasperini, 2004, p. 17).

La ruralidad hace referencia 

a una forma de sociedad, a una 
construcción social en específico, 
desarrollada en el campo, donde las 
instituciones y relaciones sociales 
se encuentran determinadas, tanto 
por las actividades productivas, 
principalmente agrícolas, como por 
el alto grado de homogeneidad de 
la población. Es importante tomar 
en cuenta, además, las relaciones 
establecidas entre las sociedades 
rurales y urbanas; ya que estas se 
han desarrollado, en condiciones 
de desigualdad, en detrimento 
de las primeras. Así, una de las 
características de la sociedad 
rural, es la concentración en ella 
de los mayores índices de pobreza 
y exclusión. Por ello, la ruralidad 
es también un espacio, objeto (no 
necesariamente sujeto) de políticas y 
planes de desarrollo.