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Espacios Políticos, Año X, número 17, agosto de 2018, pp. 75-94

La corrupción: la tentación que más lucra y seduce

pobreza cuya fuente es la exclusión

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Donde, al contrario, el gran norte sea 
el bien común, el cuidado de la Casa 
Común, ese lugar «bueno para vivir 
como humanidad en armonía con la 
naturaleza»: la Eutopía.

Esto supone la construcción de un 

Estado robusto, capaz de establecer 
bien el papel de las leyes, de la justicia; 
Todo ello entraña el establecimiento 
de una civilización de la austeridad

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 Es decir, lo que pretendemos es la inclusión 

social, entendida como las condiciones 

materiales, subjetivas (psicológicas, 

ideológicas, espirituales) y culturales para la 

reproducción social ampliada (reproducción y 

desarrollo) de los miembros de una sociedad. 

Lo anterior implica el principio de vida 

humana en plenitud. La inclusión social se 

visualiza en el ejercicio pleno de los derechos 

humanos, que también incluye una ética de la 

protección ambiental. Por lo tanto, la inclusión 

social no es la incorporación económica de los 

«desechados» a la sociedad tal y como ahora 

existe, sino la satisfacción y el ejercicio de los 

derechos fundamentales, que se pueden lograr 

desde diferentes cosmovisiones, abordajes 

o perspectivas culturales. La inclusión social 

es respetuosa y promotora de la diversidad 

cultural y social; por lo tanto, no se trata de 

incluir a otros en el proyecto sociocultural 

dominante, sino de construir todos una nueva 

forma de relaciones sociales, mejor que la 

predominante hasta ahora.

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 Entendemos como civilización de la austeridad, 

ese ámbito de vida digna, vida plena, de 

consumo satisfactorio y armónico con el 

planeta, contrapuesta a la actual civilización 

de la riqueza concentrada, el desperdicio 

vertiginoso con poblaciones y ambientes 

descartables. Para nosotros la austeridad 

es clave, pues implica quitarse algo para 

compartirlo. Siendo fieles al famoso texto 

de Isaías 58 donde la palabra significativa es 

«compartir» y de Mateo 25 en el «juicio de las 

naciones» donde se nos juzgará por haber o 

no compartido con las personas necesitadas. 

También la actitud de Pablo es indicativa 

cuando subraya «debo trabajar duro para 

apoyar a los necesitados» (Hechos 20:35).

de una cultura de la sobriedad donde 
lo que organice todo sea el hecho 
de compartir nuestras riquezas en 
todos los niveles, especialmente con 
quienes están en desventaja en las 
cunetas de la historia.

Post scriptum

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invaluable apoyo de retroalimentación 
de varias personas cercanas a mí. 
Cada una de ellas encontrará sus 
aportes en el recorrer de las páginas. 
Muchas gracias por todo.